MC Luis Alfredo Romero Torres/ Comunicólogo
Durante tres semanas consecutivas los Caballeros de Colón del país recibieron un curso intensivo sobre formación política desde la Doctrina Social de la Iglesia impartido por quince especialistas aprobados por la Universidad Pontificia de México.
El P. Humberto Mauro Marsic insistió que en nuestros días existe para todo cristiano el riesgo de encerrarse en lo suyo y no proyectarse a los demás. Afortunadamente la fe nos plantea la solución a ese riesgo, porque la fe es la adhesión a la mente de Dios y a Jesucristo, es la aceptación libre de la persona de Cristo.
Cuando el cristiano, desde la fe, opta por seguir a Cristo y estar con Él, asume sus opciones e imita su estilo de vida. Estos católicos imitan la fidelidad de Jesús al Padre e imitan su ejemplo de una opción preferencial por lo más necesitados.
-Bienaventurados los pobres, los que tienen hambre y lloran- porque en el reino de Dios todo eso cambiará porque habrá abundancia, paz, justicia y consuelo.
El amor que inspira el Espíritu Santo a quienes trabajan por su prójimo sin esperar recompensa terrena, están cumpliendo con el mandato de Cristo al señalar que debemos amarnos los unos a los otros como Él nos amó.
Con su venida Cristo nos libera del pecado y de la muerte pero su actuar fue muy recurrente en la liberación de las opresiones físicas del pueblo que lo seguía. Practicó la inclusión social al curar a los leprosos y devolverlos al interior de la sociedad. Optó por la dignificación humana al perdonar a la prostituta y a otros pecadores públicos.
Por ello los cristianos de nuestros días debemos considerar que los frutos de la acción real y concreta nos llevarán a una identificación mayor con Cristo pues nos llevan a parecernos a El porque la dimensión social de nuestras acciones nos otorgan la dimensión social de nuestra fe ya que nos llevan a comprometernos con las urgencias del otro.
Nuestro compromiso con la acción social que desarrollaremos en coherencia al pensamiento cristiano y a la creatividad, inicia con una autentica conversión.
Cuando hacemos nuestra, con acciones, la acción preferencial por quienes más necesitan, estamos adoptando una nueva y conducta cristiana porque el compromiso social y la ayuda al prójimo es inherente a nuestra vocación en el discipulado ya que estamos ayudando a construir el reino de Dios en esta tierra.
Nuestro compromiso social y solidario ha de ser parte integral y reflejo de nuestro auténtico seguimiento a Cristo.
La dimensión terrena y la dimensión trascendente de la evangelización no sería completa si no se establece la relación del evangelio y la vida diaria. En el ejemplo del Buen Samaritano vemos claramente la acción concreta y solidaria de quien se compromete y la de los que simplemente, aun siendo creyentes, pasan de largo ante la necesidad del hermano.