Lectio Divina correspondiente 5 de noviembre de 2023, Domingo XXXI del Tiempo Ordinario…Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/IBSJ
1.Lectura: ¿Qué dice el texto?
Mateo 23, 1-12.
Entonces Jesús, dirigiéndose a la gente y a sus discípulos les dijo: -En la cátedra de Moisés se han sentado los maestros de la ley y los fariseos. Obedézcanles y hagan lo que les digan, pero no imiten su ejemplo, porque no hacen lo que dicen. Atan cargas pesadas e insoportables, y las ponen sobre los hombros de la gente; pero ellos no mueven ni un dedo para llevarlas. Todo lo hacen para que los vea la gente: exageran sus distintivos religiosos y alargan los adornos del manto; les gusta el primer asiento en los banquetes y los puestos de honor en las sinagogas, el ser saludados por la calle y que los llamen maestro. Ustedes, en cambio, no se dejen llamar maestro, porque uno es su maestro, y todos ustedes son hermanos. Ni llamen a nadie padre en la tierra; porque uno sólo es su Padre: el del cielo. Ni se dejen llamar jefes, porque uno sólo es quien los conduce: el Mesías. El mayor de ustedes es el que sirva a los demás. Porque el que se engrandece será humillado, y el que se humilla será engrandecido. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿Qué pide Jesús a la gente y a sus discípulos hacer con los maestros de la ley y los fariseos?
¿Qué comportamientos señala Jesús de los maestros de la ley y los fariseos?
A diferencia de ellos, ¿cómo han de actuar los discípulos de Jesús?
¿Quién es el maestro, el padre y el jefe según las palabras de Jesús?
¿Qué sucederá con quien se engrandece y con quien se humilla?
Breve Estudio Bíblico
En el Evangelio del próximo domingo Jesús hace una denuncia hacia las autoridades religiosas judías y una advertencia al pueblo y a sus discípulos a no imitar sus conductas hipócritas. Para una mejor comprensión del relato, es importante considerar que la redacción del evangelio de Mateo se sitúa en el tiempo de la destrucción de Jerusalén (año 70 d. C.) lo cual marcó el fin de la mayoría de los grupos judíos y ello llegó a fortalecer el fariseísmo. Esto permite reconstruir la situación narrada donde se refleja la tensa relación entre Jesús y sus principales oponentes, los fariseos y los maestros de la ley. La cátedra de Moisés que se menciona alude a la autoridad de Moisés de la cual los fariseos recibieron su doctrina y afirmaban que eran sus sucesores. Por ello, sus enseñanzas eran buenas, pues mostraban gran celo por Dios y el Antiguo Testamento, pero para Jesús, sus acciones no eran coherentes a ellas. Entre los años 60-80 d. C., el término hebreo “Rabbí” (que significa “mi grandeza” y equivale a la expresión “maestro mío”) y Padre, en arameo Abbá, eran los títulos que se le daban a los doctores judíos que poseían alguna autoridad. Jesús prohíbe apropiarse de la autoridad de Dios advirtiendo que hay un solo Dios, un solo Padre y Maestro. Este título se utilizó después en el cristianismo a través del movimiento monástico para denominar a los guías espirituales. Cabe resaltar que los cristianos tenemos solamente un maestro, Cristo, en el sentido en que toda la vida seremos sus discípulos; y un solo Padre, Dios que está en el cielo. Jesús llama a sus discípulos a no caer en las actitudes hipócritas de los fariseos señalando las cosas que dicen, pero no hacen, de las cuales ellos no están exentos en el deseo de recibir homenajes públicos y alimentar su vanidad actuando con una fe disfrazada. Les pide que los obedezcan y hagan lo que les digan ya que, en este sentido, Jesús no vino a abolir la ley sino a darle cumplimiento (cfr. Mateo 5, 17). Un verdadero discípulo es el que busca cumplir la voluntad de Dios siendo obediente a su Palabra y viviendo conforme a la fe que confiesa.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Traeré a mi mente algunos momentos donde actué buscando, solamente, cumplir la voluntad de Dios y no el engrandecerme, lucirme o el reconocimiento social. ¿Qué frutos obtuve de ello?
Hemos de tomar en serio a Dios, no imaginarnos ni interpretar de manera convenenciera su voluntad con tal de hacerla coincidir con ciertas costumbres, manías o intereses propios. ¿Qué no debe faltar a mi vida para que sea coherente con mi fe?
Jesús revela cual debe ser el estilo característico de sus seguidores en la vida comunitaria: “El mayor de ustedes es el que sirva a los demás”. ¿Qué características tendría una sociedad, familia y comunidad eclesial si la configuráramos teniendo como punto de partida este criterio?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
impregna de tu amor a la Iglesia y fortalece la fe de tus discípulos
para arrancar lo que se cimienta en la debilidad humana.
Concédenos la sencillez de corazón y así,
como hermanos, caminar al Cielo hacia Ti
encarnando tus enseñanzas en la tierra.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que sea lámpara a nuestros pasos y luz en el camino:
«Señor, consérvame en tu paz» (Salmo 130).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En este domingo XXXI del Tiempo Ordinario se nos recuerda que tenemos un solo Dios, nuestro Padre, y un solo Maestro, Cristo.
Propuesta: Esta semana busquemos la amistad con Dios y experimentemos su amor y misericordia acudiendo al Sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía. Con un corazón dócil y sencillo, dediquemos cada día un tiempo a la lectura de la Palabra de Dios abrazando las enseñanzas de nuestro Maestro, Cristo.
Primera Lectura: Malaquías 1, 14—2,2. 8-10
Salmo 130
Segunda Lectura: 1 Tesalonicenses 2, 7-9. 13
Verde