Mons. J. Guadalupe Torres Campos/Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mucho amor de padre y pastor, deseando de corazón se encuentren bien todos. Domingo 28 del Tiempo Ordinario. El año casi llega a su fin. Serán meses intensos octubre, noviembre y diciembre, hay que estar muy atentos a todas las actividades que como diócesis seguimos teniendo gracias a Dios.
Mes de octubre, mes mariano por el Rosario, mes misionero, vendrá el DOMUND, el sábado 28 el Rosario Viviente: Aparten toda la tarde, desde la procesión, para culminar en el estadio.
Este domingo el evangelio nos presenta una parábola muy interesante que nos interpela. Un compromiso para con Dios y la Iglesia. Es el evangelio de San Mateo con la manera de hablar del Reino de los cielos: es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Dios es el rey que nos prepara un banquete, es Cristo, el Hijo de Dios, y nos invita. Aquí está la clave: Dios padre nos invita a ser parte, a tomar conciencia, no hacer caso omiso.
Dice el texto -y aquí comienza el drama- que los invitados no quisieron ir. Me puedo yo encontrar en esta actitud de no querer ir, pero con hechos y actitudes ¿qué le digo al rey a Dios-Padre ante esta invitación? A la Eucaristía, al banquete por excelencia, ¿Con que actitud voy?, ¿Obligado, por rutina, por costumbre o realmente de corazón?
Estos invitados no quisieron ir, pero vuelve a invitar. ¡Qué admirable que nos vuelve a llamar!, Él es perseverante, insistente, una y mil veces nos vuelve a llamar.
Dice a los criados: ‘el banquete está preparado y vayan por los invitados’ pero ellos no hicieron caso. No quisieron a la primera, no hicieron caso a la segunda y una serie de pretextos, igual como los que ponemos: que tengo mucho trabajo, me voy a ocupar, tengo negocio qué atender, etcétera. A veces anteponemos muchas cosas antes de comprometernos para asistir y participar en el Banquete del Señor.
Dice el texto que el rey se llenó de cólera …y entonces el rey dice a los criados ‘salgan a la calle e inviten a todos a quienes encuentren en la plazas’, entonces muchos que no habían sido invitados, sino hasta el final, asistieron y participaron del banquete de bodas. Los que fueron invitados al último, sí aceptaron.
¿Dónde estoy yo? ¿Dónde me encuentro? Ante la invitación ¿Acepto o no quiero? o ¿O sí voy, pero con qué actitud participo? ¿Cómo estoy en el banquete en mente corazón y alma?
No nos quiere el Señor en el banquete de cuerpo presente, sino con una presencia viva, dinámica, fervorosa, de piedad y amor. La parábola, muy intensa, dice: entró el rey, todo estaba lleno, muchos invitados, pero un hombre no iba de traje y le dice: ‘Amigo ¿Por qué has entrado sin el traje de fiesta? el hombre se quedó callado. Es fuerte esta expresión del rey…¿cómo me ve? ¿Llevo el traje de fiesta, la gracia, la buena disposición, el buen ánimo, la fe, la piedad, el fervor, para participar en el banquete?
¿Por qué has entrado al banquete sin el traje de fiesta? pregunta el Señor a todos y cada uno de nosotros. ¿Cuál es mi actitud al participar en el Reino?. Con qué actitud estamos participando en el banquete de bodas.
Dijo el rey, ¡Sáquenlo, átenlo de pies y manos! y al final una frase fuerte: ‘porque muchos son llamados, pero pocos los escogidos’.
Entonces debemos aceptar la invitación con buena disposición, con fe y amor, y ponernos el traje de bautizado: vívelo, póntelo, lúcelo en la iglesia, en la Eucaristía, en el mundo, cuidarlo con la oración, al confesarnos y sobre todo con la Eucaristía.
Dice san Pablo en la carta a los filipenses: ‘Yo sé lo que es vivir en pobreza y también tenerlo todo de sobra, estoy acostumbrado a todo bueno y malo’ y menciona una frase muy importante que se aplica en nosotros en la perseverancia, en la fidelidad: “Todo lo puedo unido a Aquel que me da fuerza” Grábate esta frase, ‘Todo lo puedo’, unido a Cristo que me da fuerza, me da vida, me alimenta, me da su amor.
Dios te invitó al banquete. ¿Aceptarás o no la invitación? Y ¿cómo vas a ir? ¿Con qué actitud? ¿Con el traje bien puesto de nuestra fe, de amor a Dios, a Cristo, a nuestra Iglesia, a nuestros hermanos?
La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo permanezca con ustedes. Un abrazo. Buena semana.