Pbro. Leonel Larios Medina/Rector de la Catedral de Parral
Es frecuente recurrir a esa frase de que todos vemos el grano prieto en el arroz. Nos referimos a ese pesimismo generalizado de que nos fijamos más en lo malo, que en lo bueno. Es fácil mirar lo que desentona en algo que parece ser homogéneo, o de un solo color. Lo que contraste es fácil de ser detectado.
Hace unos días, veía a un gran número de personas en una peregrinación, miles de personas, unas que iban y otras que regresaban. Pensaba en las diferentes intenciones, peticiones, súplicas que había en cada una de las personas. Es verdad que a raíz de los atentados terroristas y con la pandemia que pasó y sigue brotando, se toman medidas extras de seguridad, pero al final, es un gran número de personas que, si no se siguen ciertas reglas de tránsito, o de buena conducta, terminaría siendo un verdadero caos, algo así como cuando pasa una estampida de personas, con lamentables conclusiones.
Pensando en estas cosas, me tocó ver a un hombre que acababan de herir con una navaja para robarle sus pertenencias. Fue como un zarpazo, porque salió corriendo y el hombre tenía una herida en el brazo. Su esposa histérica, y el grupo congregado alrededor tratando de entender lo acontecido. En ese momento iba pasando yo, y para no estorbar, al ver que ya lo estaban auxiliando varios, pensaba: “El mal que hizo aquel ladrón va a manchar la experiencia de es hombre, su esposa y del grupo”. Seguramente dirán que la ciudad no es segura y que en cualquier momento puede pasarnos algo así.
A esta triste situación, quisiera resaltar que los buenos somos más. Si nos dedicamos y comprometemos a hacer el bien, más se notará en la sociedad. El mal se vuelve noticia, el bien, no tiene tanta publicidad, pero es el que mejor hace a la sociedad. El morbo es muy frecuente y con tristeza escuchamos cosas malas que pasan en nuestro rededor, pero tenemos que ser parte de un cambio positivo, optimista, comprometido y nada ingenuo.
El miedo no es buen comienzo, como tampoco la falta de esperanza pensando que, si las cosas están mal, se pueden poner peor. Hay otra actitud posible. Aquellos que toman algo en sus manos y lo mejoran con los dones y cualidades recibidos. No se necesita tanto, con un poco de voluntad y constancia, si lo hacemos cada uno desde su propio espacio, se notará el cambio en la familia, en el trabajo y en la sociedad.
Al decir que los buenos somos más, si subrayamos solo el aspecto cuantitativo, caeríamos en el considerar las masas de forma anónima. Es importante subrayar y desarrollar la bondad activa y potencial, que cada uno tiene. Los héroes de películas aparecen salvando el mundo, los mundos paralelos y todo lo que la ficción es capaz de crear, pero los líderes reales, aquellos que inspiran a pueblos, buscan involucrar a más y más personas en sus proyectos.
La decisión está en nosotros; dejarnos llevar por los influyentes del momento o tomar ese protagonismo colaborativo, ese sumar con otros a proyectos que valgan la pena. Te invito a que conozcas iniciativas sociales, educativas y políticas. Falta un año para las elecciones, no te dediques solamente a ser un número más en los mítines, ni el anónimo que solo va a votar, menos ser el indiferente que de todo se queja y no hace nada. Te invito a ser levadura de un buen pan. Al final, son pocos malos entre muchos buenos.