Una de las formas de ayuno que manda la Iglesia, es el llamado ayuno eucarístico, consistente en dejar de comer una hora antes de comulgar.
El padre Francisco Galo Sánchez, explicó en entrevista que, en este sentido, el ayuno eucarístico “es la preparación física y espiritual para recibir el sacramento en la Eucaristía”.
Origen
El sacerdote, experto en Liturgia, explicó que el ayuno no es exclusivo de la religión católica pues en otras religiones también se practica y fomenta como una manera de purificación y preparación.
“La Iglesia Católica no permanece al margen. En el Antiguo Testamento se le pedía al pueblo de Dios la disposición de prepararse para tener sus fiestas y encuentros con Dios e incluso había normas para esta preparación”, explicó.
Dijo que a los sacerdotes se les pedía privarse de ciertas cosas para que pudieran estar purificados en el momento en que se presentaban al culto.
“¿Por qué tantos sacrificios en mi honor? ya estoy saciado de sus animales, de la grasa de sus terneros, no me agrada la sangre de sus novillos, corderos y chivos, déjen de traerme ofrendas inútiles, el incienso que ustedes me ofrecen me causa horror”. (Is 58 3-6)
El liturgo habló sobre el profeta Isaías, quien nos explica en la Sagrada Escritura cuál es el ayuno que a Dios le gusta.
“¿Saben cuál es el ayuno que me agrada?: dejen de hacer el mal, aprendan a hacer el bien, busquen la justicia, den su derecho al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan a la viuda, vengan pues para que arreglemos cuentas” (Is 58, 7-10)
Para el sacerdote estas palabras del profeta son muy duras y no es que el profeta esté en contra del ayuno, sino que está en contra de que se crea que a Dios se le gana o se le controla.
Ayuno y abstinencia
Al referirse a la importancia del ayuno, el padre Galo explicó que que la Iglesia quiere que se busque a Dios no en lo material, ni en el privarse de cosas, sino buscarlo con un corazón contrito, arrepentido y dispuesto.
“El ayuno va en esa línea de preparar el corazón, ese es el sentido que la Iglesia ahora le da”, dijo el entrevistado.
Pero aclaró que durante otro tiempo, se entendió la palabra “ayuno” como una práctica de dejar de comer que se enseñaba “al pie de la letra”; pero el sacerdote explicó que junto al ayuno está otra práctica muy ligada y que muchas veces se confunde: la abstinencia.
“A veces no lo sabameos distinguir, pero no es lo mismo ayunar que abstenernos de algo”, dijo el sacerdote.
Señaló que la Iglesia pide el ayuno solamente dos veces al año: una, el miércoles de ceniza y otra, el viernes santo.
“El ayuno se nos pide a todas las personas, incluso quien no ayuna cuando la Iglesia lo obliga, comete pecado, tiene que confesarse, a no ser que esté enfermo”, dijo al explicar que cualquier persona enferma está disculpada de esta ley.
Ayuno eucarístico
El párroco de Nuestra Señora del Carmen compartió que antes en la Iglesia se pedía que la persona que fuera a comulgar no recibiera alimento sólido durante cierto tiempo antes de la misa.
Tampoco el sacerdote podía comer antes de celebrar su primera misa.
Pero ante toda esta severidad en el tema del ayuno, el Concilio Vaticano II cambió la norma obligatoria para todo cristiano católico, que ahora solamente obliga a no comer alimentos sólidos una hora antes de la Comunión siempre que asista a misa.
Explicó que esta norma permite a los fieles aprender cierto comportamiento en el templo y un respeto al Sacramento de la Eucaristía.
“Algunas veces las personas llegan al templo masticando chicle y tienen el descaro de levantarse a comulgar … por eso la Iglesia nos pide cierta preparación y disposición, porque no se trata solamente de recibir la hostia, sino de celebrar el Misterio Pascual de Cristo”, dijo.
Dispensas
Al hablar sobre el ayuno eucarísitco en casos especiales, el sacerdote explicó que hay ciertos casos de dispensa.
Por ejemplo, si un ministro visita a un enfermo para llevarle la Comunión y en ese momento la persona está tomando sus alimentos, se interrumpe la comida y mientras el ministro hace la oración preparatoria y la meditación para la administración del sacramento, transcurre un tiempo suficiente para que pueda recibir la Comunión.
Otro ejemplo es el caso de los diabéticos o quienes deben ingerir alimentos para no desestabilizar su organismo como los ancianos. A ellos también se les dispensa el ayuno eucarístico, pero el resto de los fieles debe seguir la norma del ayuno una hora antes.
A qué me ayuda el ayuno eucarístico
Cuestionado sobre si se ha perdido en la actualidad el valor del ayuno en la Cuaresma, el sacerdote dijo que no es que se haya perdido, sino que se ignora, ya que se viven una cultura que fomenta la obsesión por la comida.
Explicó que el ayuno debe ir unido a otras expresiones de disposición y preparación.
“No es el mero cumplimiento de un requisito o una costumbre, es la participación en la actividad más grande que Cristo realiza la de la Salvación, la redención, el unirse a la obra de Cristo, y ésa es la Eucaristía”.
“Si la obra más grande que Cristo realiza es la de su Misterio Pascual, en la que Cristo nos invita a participar con Él, merece que la persona que va a recibir este misterio, vaya bien dispuesto y con la actitud adecuada”, dijo.
El padre Galo explicó que el ayuno antes de participar en la Eucaristía, tamibén ayuda a que la persona tenga la disponibilidad de participar en el rito.
“A veces resulta ser que ni canto, ni contesto, ni participo… con el ayuno, la Iglesia nos dice que tengamos una adecuada participación, una adecuada manera de demostrar el amor a Cristo”.
Para concluir, el sacerdote pidió a los fieles dar un buen testimonio de nuestra participación en el Sagrado Sacramento de la Eucaristía, el más importante de nuestra fe.
Y eso, dijo, se hace atendiendo las normas que nos dicta la Iglesia: acudir con dispisición la misa, bien vestidos, bien preparados, participar con entusiasmo y tener un comportamiento a la altura de la circunstancia.
“Si para conocer nuestra fe llega a misa una persona que no es católica y nos ve masticando chicle o que no contestemos ni participemos ¿Qué impresión vamos a dar?”, cuestionó.
Excepciones
La única excepción es el tomar agua o medicinas; por tanto, no es lícito ni comer, ni beber ningún tipo de bebida, ni masticar chicles, en este período de una hora.
Según la Instrucción Inmensae Caritatis (3), el tiempo del ayuno eucarístico, en caso extremo, se abrevia a un cuarto de hora aproximadamente única y exclusivamente para:
1) Los enfermos que residan en hospitales o en sus domicilios, aunque no guarden cama.
2) Los fieles de edad avanzada, que por su ancianidad no salen de casa o están en asilos.
3) Las personas que, por trabajo, tienen que estar al cuidado constante de los enfermos y personas mayores.
4) Los familiares que están al servicio de los enfermos y ancianos, siempre que no puedan guardar el ayuno de una hora.
De manera pues que el ayuno eucarístico es importante. Pero, ¿el ayuno para qué? La Iglesia nos da la respuesta: “Para prepararse convenientemente a recibir este sacramento, los fieles deben observar el ayuno prescrito por la Iglesia. Por la actitud corporal (gestos, vestido) se manifiesta el respeto, la solemnidad, el gozo de ese momento en que Cristo se hace nuestro huésped” (Catecismo, 1387).
Por tanto la Iglesia pide que no se comulgue sin cumplir esta condición; condición que no es la única a la hora de comulgar.
Y la Iglesia, con esto, lo que pretende es velar por la máxima veneración y sumo respeto hacia el pan bajado del cielo, hacia tan excelso sacramento porque a quien recibimos es al mismo Cristo. (Pbro. Henry Vargas Holguín)