Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con mi cariño de padre y pastor. Domingo 31 del tiempo ordinario. Son textos que nos preparan para concluir el Año Litúrgico con Cristo Rey. Terminamos octubre, sigamos rezando el Rosario y siendo misioneros.
En este domingo, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre encuentro con Jesús. El evangelio nos habla de un encuentro muy significativo: Jesús con Zaqueo.
Jesús tiene muchos encuentros, pero a la luz del texto, hay que aplicarlo con nosotros: el Señor quiere encontrarse hoy y siempre contigo, es un Dios hecho hombre, que se encontró con nosotros en Jesucristo, su Hijo.
Jesús entro en Jericó. Anda por todas partes y se encuentra con todo tipo de personas, pero hoy se encuentra con Zaqueo. El texto de san Lucas lo define como publicano y rico, de antemano estas dos condiciones eran mal vistas: publicano=pecador, rico=odiado. Sin embargo Jesús se encuentra con él. Como con nosotros se encuentra para tocar nuestro corazón.
Dice el Evangelio que Zaqueo escucha que Jesús va pasando, entrando en la ciudad. Todos comentaban y salen a ver a Jesús, también Zaqueo. Dice el texto varias cosas muy importantes. ‘Trata de conocer a Jesús’. Creo que el Espíritu Santo actúa en ese sentido, lo motivó para que en un impulso saliera de su casa para ver a Jesús, conocerlo. Es muy importante conocerlo en el pleno sentido de la palabra. Pero la gente se lo impedía, no lo dejaban pasar.
A veces hay muchas cosas personales, sociales, circunstancias que nos impiden acercarnos a Jesús, yo mismo, mi modo de pensar, mi flojera, mis pretextos. Y la gente le impedía a Zaqueo llegar a Jesús. Hay que verlo por ambos lados, cuestionarnos eso, qué nos impide llegar a Jesús o si yo impido que alguien se acerque a Jesús.
Sin embargo Zaqueo no desiste, y dice el evangelio que corrió, y se subió a un árbol. No se quedó conforme, insistió, buscó los medios. Nosotros debemos buscar todos los medios a nuestro alcance. Este ejemplo de fe y que buena actitud de Zaqueo hay que aplicarlo a nuestra vida.
Jesús va pasando, mirando a todos y en un cierto momento levanta los ojos, se detiene y mira a Zaqueo. Pensaríamos, Jesús no me va a ver entre la multitud. Pero ¡Claro que te ve!, claro que Jesús se detiene, te mira a los ojos fijamente.
Jesús miró a Zaqueo y le dice directamente ‘bájate, hoy tengo que hospedarme en tu casa’. ¡Qué hermosas palabras le dice! Y nos dice a todos, ‘¡bájate!’ y ‘quiero hospedarme en tu casa’ es decir, en tu corazón, en tu vida, quiero estar contigo. ¿Estoy dispuesto a hospedar?
El Espíritu Santo sigue actuando en Zaqueo, que baja enseguida (esas palabras hay que meditarlas: pronto, disponible), a encontrarse con Jesús.
Jesús entra en la casa, ¡Qué hermoso detalle! aunque no faltaron las críticas. Pero a Jesús no le importa, quiere entrar en tu casa, en tu vida, como con Zaqueo.
Y ahí viene la conversión.
Fue fuerte el encuentro de Zaqueo que inicio un proceso de conversión, de cambio. ‘De ahora en adelante voy a ayudar a mis hermanos, les voy a dar la mitad de mis bienes y si he defraudado a alguien le restituiré’.
También a nosotros debe convertirnos. La fe debe ser una dinámica de conversión. Que en todos nosotros haya un cambio: voy a cambiar, a restituir, a devolver, a amar, a ser más justo, cada quien sabe lo que trae en su corazón. Pero es el encuentro con Jesús el que cambia el corazón.
Que este domingo también sintamos estas palabras de Jesús ‘Hoy ha llegado la salvación a esta casa’.
Queridos hermanos.
Los invito a vivir en la fe estos últimos días del Tiempo Ordinario. Y por otra parte prepararnos para dos fiestas que tendremos esta semana y van de la mano: primero la Fiesta de Todos los Santos. Cristo nos llama a ser santos. Vivamos la santidad. Y el 2, Fiesta de los Fieles Difuntos, oremos por nuestros difuntos. Son dos fiestas muy hermosas y de mucha tradición, no nos dejemos atrapar por otras culturas. No celebremos otras tradiciones que no son nuestras ni como mexicanos, ni como católicos, sino estar centrados en Dios y en Cristo que nos llaman a la santidad y a estar con Él en el Cielo. Dios los bendiga y los fortalezca siempre. Un abrazo y buena semana.