Presencia
Hace unas semanas, el presidente Andrés Manuel Lopez Obrador hizo una revelación que a muchos sorprendió, dado que la hizo tras haberse sometido a un cateterismo en el Hospital Militar. El presidente informó que tiene redactado un testamento político para garantizar la gobernabilidad del país en caso de morir.
De acuerdo a lo publicado en medios de comunicación, el presidente abordó este delicado tema de lo que ocurriría en caso de fallecer antes de que concluya el periodo constitucional para el que fue electo, y así puso en la opinión pública un tema que a algunos molestó, a otros incomodó y a unos más les pareció polémico. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina del testamento político que el presidente ha dicho que tiene por si fallece y cómo se enmarca esto en el sistema político de México?
Opino que la expresión usada por AMLO de dejar un “Testamento Político” será interpretada de múltiples maneras y estas dependerán de las filias y de las fobias que se tienen ante su proyecto y su modo de gobernar. Sería antidemocrático si hablara de sucesores o si dejara definido un determinado proyecto o modo de hacer las cosas, ante el complejo contexto del país.
Me parece que el legado político de AMLO es obvio, porque en el fondo se trata de su último deseo, de su sueño: la transformación de México y por la vía democrática. En otras palabras, otro México es posible, un país sin corrupción, cero impunidad, sin Neoliberalismo, sin sometimiento a los grupos de poder, más igualitario y dando prioridad a las mayorías empobrecidas y marginadas y todo esto sólo por la vía democrática. Se trata del “mandar obedeciendo” que recomendaba el comandante Marcos. La transformación de México es necesaria pero sólo se logrará con la participación consciente y organizada del pueblo.
Pbro. Oscar Enríquez/ Director del Centro de Derechos Humanos Paso del Norte
Un personaje desconectado de la realidad, atrapado en el tiempo o quizá queriendo revivir sistemas políticos que nada tienen qué ver con la democracia representativa; aferrado al presidencialismo en el que el presidente tenía facultades metaconstitucionales, al mero estilo del Maximato, que muchos han tratado de imitar.
Al presidente se le olvida que existen leyes que regulan la ausencia de su figura institucional. Suficiente es ya con su figura “mesiánica” y “carismática” que nos recuerdan el caudillismo político, como para dejarla plasmada en una redacción que, nada significa y que no tiene ningún valor salvo para sus más acérrimos seguidores, incluso dudo que éstos asuman las supuestas ideas que menciona su testamento político, no creo que alguien quiera dar continuidad a un gobierno que ha fracasado, casi, en su totalidad.
Definitivamente esta ocurrencia, del testamento político, es sólo eso, una ocurrencia o es un desconocimiento de las instituciones, de los procesos democráticos, de la Constitución, etc., que durante su corto periodo de gobierno ha tratado de encarnar el caudillo López.
Mtro. Ramón Enrique Rodríguez/ Caridad y Verdad
La Constitución especifica que el “testamento político” ocurre cuando un jefe de nación fallece y, en un documento firmado, deja recomendaciones o normas por escrito a sus adeptos y a los que le seguirán en el cargo (si es que gustan considerarlo). Este documento es un acto político y peca un tanto de soberbia, al considerarse que los adeptos son incapaces de gobernar o por lo menos faltos de idea. Esta administración ha generado profundas divisiones en nuestro país, estas saltan a la vista: la intolerancia, la corrupción, el odio que se ha fomentado entre mexicanos, discursos lacerantes, ineficiencia e ineficacia en los servicios de salud, dispendio y mal gasto, caída evitable de la economía, inflación y con ésta, el empobrecimiento de los mexicanos, oportunidades presentes desaprovechadas, futuro comprometido, mentiras recurrentes, y claro, como todo ejercicio, hay cosas buenas; como la Guardia Nacional, el Ejército y mucha burocracia comprometida con México. Pero nada nos indica que hayamos elegido a un gobierno estadista, visionario, creativo, creador de instituciones, como para que deje a sus partidarios un testamento político. Mas bien lo podríamos pensar como alguien que se ha alejado de la realidad.
Lo que establece la Constitución en su reforma en 2014; ‘quien llegase a ocupar el cargo de presidente de la República no podría modificar ninguno de los planes, proyectos y/o megaobras que haya establecido su antecesor’. Por lo anterior, su programa de gobierno continuaría, como el Aeropuerto, el Tren Maya, o la refinería de gasolinas en Dos Bocas. Esto hace irrelevante cualquier testamento político, ya que por mandato constitucional obliga a continuar. Pero da igual, ese documento estaría dedicado y dirigido a sus partidarios, y está en todo su derecho de escribir lo que desee, al igual que este escribidor lo hace, y de manera breve, ya que el tema no da para más. (Consultas: Diccionario de Derecho General, Rodrigo Carmona, Consitución Mexicana).
Carlos Marroquin Cortés/ Unión Social de Empresarios de México
Se considera que esa idea del presidente es una retórica, o una forma de pensar de AMLO, y sobre todo, que es un autorretrato de su ser y actuar.
Primero, para la RAE, testamento es “la declaración que de su última voluntad hace alguien, disponiendo de bienes y de asuntos que le atañen para después de su muerte”.
Por lo tanto, dicho testamento no tiene valor legal, toda vez que este personaje no heredará sus bienes a los mexicanos, sólo su “filosofía”.
Segundo, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece claramente en su artículo 84 cuál es el procedimiento para definir al sustituto en la presidencia después de los primeros tres años de gobierno. Entonces, sólo resta analizar, ¿qué contiene de novedoso este testamento?,¿Pretende heredar su puesto a sus hijos?…¿o qué?
Esta idea del testamento viene con los tiempos modernos, desde Lenin, Bonaparte, Perón, y ahora AMLO, como una estrategia de todos aquellos que sienten que son perfectos, únicos, insustituibles, y que al morir se les recuerde como un exitoso líder, sobre todo que con su testamento se plantea como un líder que rompe paradigmas… pero quizá él viva en otro México.
Dra. Velia Collazo/ Abogada