Presencia
El pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que las niñas, niños y adolescentes que se auto perciban con un género distinto al que nacieron pueden exigir la expedición de una nueva acta de nacimiento.
De acuerdo a lo publicado en medios informativos, el pasado mes de junio los ministros resolvieron que los congresos de los estados están impedidos para coartar el derecho de la infancia ‘trans’ para solicitar o tramitar sus actas de nacimiento para dejar en claro su identidad de género.
De acuerdo al proyecto aprobado “el hecho de que las infancias y adolescencias no tengan acceso a procedimientos para ajustar sus documentos oficiales de identidad, a su identidad de género auto percibida, los coloca en situaciones de abuso y discriminación …lo cual es inconstitucional”. Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué opina de la decisión de la SCJN de permitir q las “infancias trans” cambiar género en sus documentos de identidad?
Unas de las palabras talismán más utilizadas para justificar prácticamente cualquier acto son “no discriminación”, “derechos humanos” y “libre desarrollo de la personalidad”. Bajo estas ideas, algunos ministros de la SCJN se amparan para promover la agenda progresista con la que nos toca lidiar a los católicos en la plaza pública.
Así, cuestiones como el permitir que los menores de edad cambien su “identidad de género” en documentos oficiales como las actas de nacimiento, conllevan a la larga un mayor poder de parte del Estado (estatismo), el cual eventualmente tendrá derecho sobre los hijos por encima de los padres, como ha sucedido en países como Canadá; solamente reflexionemos ante la pregunta: ¿qué pasará con los padres o madres de familia que se nieguen a que su hijo o hija cambie su “identidad de género” en documentos oficiales? Si bien, lamentablemente hay padres que se han comido el cuento ideológico, permitiendo y promoviendo la autopercepción sexual distorsionada de sus hijos, ¿qué ocurrirá en los casos donde los padres se opongan a las ideas de sus hijos, inoculadas en sus mentes muchas de las veces a través de las escuelas, de los medios de información y de las redes sociales?
Por un lado, este es un llamado a los padres, para que sean más cercanos a sus hijos. Lo más valioso que le podemos dar a nuestros hijos es el tiempo, la escucha activa y el buen consejo, de manera que ideas como “cambiar su identidad de género” no pasen por su cabeza o sean bien discernidas.
Por otro lado, estas decisiones por parte de la SCJN hay que verlas con lupa, ya que a veces forman parte de las estrategias encaminadas a crear políticas públicas que atentan contra la dignidad humana, pero sirven a ciertos sectores de la población que ondean banderas de distintos colores.
Recordemos que el gobierno del Estado mexicano, así como el de muchos países, se divide en tres poderes: legislativo, judicial y ejecutivo, pero, cuando las decisiones las toma la SCJN, no se respeta tal división, la cual es vital en las democracias, logrando que se impongan las ideologías de unos pocos, sobre las voluntades de las mayorías.
Mtro. Luis Enrique Olvera Mendoza/ Psicólogo
Con la llegada del siglo XXI, desafortunadamente se dió una transición en la Suprema Corte, mediante la cual ésta, de ser un grupo de juristas expertos en materia constitucional, mutó en un grupo de activistas ideológicos con título de abogado.
Por ello, aunque resulta desafortunada la decisión de la Corte, no sorprende a nadie que haya observado esta transformación.
La decisión de la Corte sienta un precedente bajo el principio de que los menores de edad pueden otorgar su consentimiento, por lo pronto para decidir su “género”, sin la intervención o consentimiento de los padres.
Al respecto, habría que precisar dos aspectos relevantes.
El primero, no resulta posible, materialmente, cambiar de género o sexo. Esto, desde un punto de vista científico es imposible. En ese sentido, hablar de género, en vez de sexo, se traduce en una ilusión incorporada al derecho como lo que se conoce como una ficción jurídica, en este caso carente de funcionalidad y eficacia, ya que provoca más problemas de los que pretende resolver.
El segundo y más importante, es que esta decisión abre la puerta a la posibilidad de que los menores de edad, siguiendo el principio que asienta la Corte, puedan otorgar su consentimiento para administrar sus bienes, para consensuar relaciones sexuales, para votar, entre otras cuestiones que sólo están reservadas para mayores de edad, se entiende por razones de madurez de la persona.
Habrá quien piense que este planteamiento es exagerado. Sin embargo, en países como Inglaterra, tenemos ejemplos de menores de edad que, en contra del consentimiento de sus padres y por órdenes de tribunales, han sido sometidos a tratamientos hormonales para “cambiar de género”, por el simple hecho de que el niño ha hecho cualquier manifestación al respecto delante de sus profesores.
Si no queremos que se llegue a tales extremos, hoy más que nunca, es indispensable la participación de todos en política para otorgarle el poder a aquellos que estén dispuestos a realizar los cambios necesarios para revertir esta tendencia, tal como ha comenzado a suceder en Estados Unidos con la Corte Suprema, que cambió su conformación para revertir el rumbo que ya había tomado nuestro vecino país y al que, todo parece indicar, vamos nosotros.
Rubén Trejo Ortega/ Abogado
La decisión de la SCJN de permitir que la “infancia trans” cambie el género en sus documentos de identidad, me parece indignante, precisamente, porque atenta contra la “dignidad del infante”, hijo de Dios. Un menor de edad está, necesariamente, bajo la tutela de sus padres o un tutor, porque su identidad, su personalidad, su físico, aun no alcanza la madurez necesaria para ser considerado un adulto, y con ello, tener la conciencia de la toma de decisiones y asumir las consecuencias de sus actos.
¿Cuántos de nosotros nos hemos arrepentido de algún suceso o acto realizado en esta etapa de nuestra vida? Acto del cual, a veces en broma, pedimos perdón a nuestros padres, pues visto a la luz del desarrollo y madurez de la edad adulta, admitimos que fue un error, que hoy, nos avergüenza.
Por eso considero que esta lamentable decisión de la Suprema Corte, en respuesta a la promoción de la Comisión Nacional de los Derecho Humanos, atenta precisamente contra aquellos a los que alega proteger: la infancia, la cual es vulnerada por intereses ajenos a su persona, cuando día a día, entre dudas, ensayos, errores, crisis, etc., está construyendo el adulto que llegará a ser y se le ofrecen este tipo de “recursos” que pueden entorpecer o lacerar su identidad en el futuro.
No nos cansemos de amar a nuestros niños y jóvenes y tampoco nos cansemos de orar por ellos y para que las instituciones velen -como rezan los derechos de los infantes- por su “sano desarrollo integral”, lejos de intereses turbios y mal intencionados que promueve la ideología de género, la cual pretende destruir la familia y su mayor tesoro: Los niños y jóvenes, futuros adultos de nuestro país.
Mtra. Ivonne Reyes, educadora
Pinocchio, un niño de madera, iba camino a la escuela cuando es abordado por un lobo -era el dealer, el pleitista, el vago del barrio (adaptación mía)- Todos lo sabían, menos Pinocchio. Le promete mucha diversión y lo engaña, lo aleja de la escuela y de su padre, dos figuras de protección y recta formación. Desde que lo vio se relamió los bigotes saboreando el éxito de su perverso plan. ¡Un niño! ¡carne fresca!, ¡muuucho dinero!
No delata su maldad, al contrario lo seduce hasta encontrar un buen cliente, un titiritero quien también dispara su imaginación por las riquezas que Pinocchio le traerá.
Pinocchio solo, sin la protección de su padre y sus maestros sufre el abuso y la explotación como consecuencia de sus decisiones; vulnerable por su ingenuidad, es engañado.
¿Es lo que su padre y sus buenos maestros hubiesen querido para él? ¿Qué experimentará en su alma el abuso, la esclavitud, y la perversión? ¿Eso es lo que quería Pinocchio? ¿Libre y conscientemente lo eligió?
La SCJN es el Tribunal Constitucional de México y encabeza el Poder Judicial de la Federación. Su principal función es vigilar que las leyes y actos de autoridad se apeguen a la Constitución, no a los planes de lobos confabulados con titiriteros que la usan a su antojo y placer como insignificante y denigrada prostituta.
Quizás pudiéramos pensar que los ministros que votaron y decretaron a favor de la propuesta de dejar al niño decidir legalmente su identidad, sufren de alguna afectación mental que les impide el correcto razonamiento y decretan idioteces. ¡Pero son los que custodian la Constitución! (Aquí imagine el lector el emoji de una señora jalándose los pelos, con los ojos desorbitados, porque eso la descoloca tremendamente)
Y si no son idioteces, entonces que estos ministros demuestren a la Nación una recta y formada razón fundamentada en verdades universales y evidencias científicas.
Amado hermano ¿quieres dejar a tu pequeño hijo a merced de lobos y titiriteros para su placer? Elige bien, con convicciones sólidas, sé coherente, ejerce tus derechos de padre y maestro. Nadie, nada, ningún colectivo en esta tierra, incluso los ángeles perversos ni los buenos están por encima de Dios y su creatura más amada: el hombre hecho a su imagen y semejanza, comprado con la Sangre de Cristo. Elige y actúa en consecuencia con esta convicción.
Elizabeth Barajas/ psicóloga