MC Luis Alfredo Romero/ Comunicólogo
Con el título “Nueva Vida” La escuela internacional de evangelización San Andrés desarrolló un curso retiro a través de la plataforma zoom para los Caballeros de Colón del país.
Los contenidos y la metodología fueron los de un retiro de evangelización que con la nueva tecnología te atrapa desde el principio, llegando a tener un nivel de ´individualidad, que si el asistente no quiere ver a los demás participantes, pareciera que las exposiciones están dirigidas directamente a ti.
Es la cuarta vez que tomo el retiro. Al principio fue publicitado como curso, pero al enterarme de los contenidos que nos llegaron después de la inscripción por correo electrónico, me di cuenta que era el clásico retiro de evangelización.
Comprobé que cuando hay disposición, el Espíritu Santo hace el resto. Y me dispuse a un retiro de avivamiento. Pero, oh sorpresa, los expositores eran cuatro predicadores laicos, dedicados de tiempo completo al trabajo de evangelización dentro y fuera del país, entre ellos José (pepe) Prado Flores director y fundador de la escuela de evangelización San Andrés, experto en Sagradas Escrituras, cultísimo y políglota, Dexter Alejandro Reyes, dinámico y organizador, Ángel Robles cantante y proclamador y F. Martin Ortiz, tranquilo y profundo, los cuatro convincentes y amenos pero sobre todo llenos del Espíritu Santo. Su palabra quedó sembrada seguramente, en los corazones de los 70 asistentes.
Fueron dos días de intenso trabajo y reflexión. Los proclamadores insistieron que nuestra fe no fuera únicamente de intelecto sino de corazón abierto. Los presentes en su mayoría habíamos recibido el Kerigma, ese mensaje del amor infinito de Dios y de su misión salvífica que sólo podemos interrumpir con el pecado.
El mensaje de los predicadores era emotivo pero franco y sincero no había ambigüedades en sus palabras “si tú le crees a Dios, se desata la salvación” Si ya fuimos salvados, insistieron, ¿cómo le hacemos para permanecer en en esa dinámica de amor infinito? “Por medio de la fe, pero no una fe de la mente sino del corazón, que nos lleve a confesar con la boca y con el corazón que Jesús es nuestro salvador personal”
Pero ¿cómo hacemos operativa esa fe? Nos volvíamos a preguntar los más pragmáticos, “convirtámonos a Dios” se escuchó en todas las pantallas ¿y qué tengo que hacer para ser salvado y convertirme? La salvación depende de Jesús que es nuestro único salvador, a nosotros nos corresponde un momento de cambio, una evolución sincera de nuestro pensamiento sobre nosotros mismos y sobre Dios.
La conversión es darle una vuelta a la visión que tenemos de nosotros mismos y creer con el corazón que ya hemos sido salvados porque no hay nada imposible para Dios. “Tienes que creer que vales la sangre de Cristo, tienes que creer que ya no eres siervo sino amigo y que recibiremos la herencia de hijos de Dios”
La fe me lleva a la conversión profunda me lleva a cambiar la manera de verme a mí mismo ya no como un simple mortal pecador sino como hijo de Dios y heredero de su gloria. Nos cambia la noción de Dios ya no como un Dios severo, justiciero y castigador, sino como un Dios bueno, amoroso y misericordioso, enamorado personalmente de mí con un amor tan excesivo al grado que nos entregó a su único hijo para nuestra redención.
La conversión me lleva a una conversión con los demás, a una conversión con la naturaleza, nos damos cuenta de que formamos con los animales y con las plantas una familia y surge en nosotros una conciencia ecológica. La conversión hace un cambio total en nuestra vida y aunque no tenemos nada de que gloriarnos, debemos estar agradecidos con Dios porque de Él dependen nuestra fe y nuestra conversión.
Con la conversión hacemos un cambio de mentalidad profunda. Nuestra vida cambia al renunciar a satanás y a sus obras y con la acción del Espíritu Santo, salimos de las tinieblas a la luz proclamando el señorío de Jesús.
La escuela internacional de evangelización San Andrés, evangeliza y forma evangelizadores. Tiene como objetivo llevar al mundo la Buena Nueva de que Jesucristo está vivo y tiene para todos el maravilloso regalo de la salvación.
Esta escuela obedece a la exhortación de San Juan Pablo de Segundo de emprender una nueva evangelización con nuevo ardor, con nuevo método y nuevas expresiones.