Lectio Divina correspondiente al domingo 27 de abril. II Domingo de Pascua. Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 20, 19-31.
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré”.
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”.
Ahora hagámonos las siguientes preguntas:
¿Cómo se encontraban los discípulos aquella noche del día de la resurrección?
¿Cómo se presenta Jesús ante ellos y cuál fue su reacción?
Al soplar Jesús sobre ellos, ¿qué reciben y qué misión les confía?
Cuando le dicen a Tomás que han visto al Señor ¿cómo reacciona?
Al presentarse Jesús nuevamente ante los discípulos ¿qué sucede con Tomás?
Según las palabras de Jesús ¿por qué cree Tomás y quiénes son dichosos?
Interioricemos en el texto
El Evangelio retrata la actitud de algunas personas que vacilan en su fe pidiendo pruebas para creer y necesitan ser fortalecidos. Esto lo representa Tomás que, ante su terquedad de dudar en el testimonio de los otros discípulos, impone condiciones para poder creer. Sin embargo, Cristo Resucitado se presenta en medio de ellos con el saludo de la paz en tres ocasiones para librarlos de todo temor, fortalecerlos en la fe y hacerlos conscientes de su presencia en la misión. El Espíritu que acompaño a Jesús en su vida y misión, es ahora quien acompañará a los discípulos. El don del Espíritu Santo está profundamente relacionado con el envío de los discípulos y el perdón de los pecados. Si no fuera así, nos faltaría el amor y la misericordia que solo viene de Dios. Recordemos que Jesús es el Enviado del Padre y ello hace semejanza con el envío a sus discípulos: “Como el Padre me envió, también yo los envío” (v. 21). El Hijo extiende a sus discípulos su propia misión y el enviado debe ser semejante a Cristo. Ahora, todo el que tiene fe, es bienaventurado y llamado a ser testigo de Cristo Resucitado haciendo de su vida un testimonio de ello.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Al recibir la paz del Señor y como enviado, ¿qué acciones concretas realizo para ser un obrero de paz en mi entorno?
Como testigo del Resucitado, mi misión es que otros crean. Mi fe ¿es misionera? ¿La cuido y alimento en la oración, la Eucaristía y el estudio de la Biblia para así dar a conocer a Cristo?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
con tu santa resurrección
has vencido a la muerte y destruido el pecado.
Has traído la esperanza y la alegría
a aquellos que creemos en ti.
Concédenos el don de la misericordia
para llevar tu paz, amor y alegría
a aquellos que necesitan saber de ti.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces durante la semana un versículo de la Sagrada Escritura para que alimente nuestra fe:
«La misericordia del Señor es eterna. Aleluya» (Salmo 117).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Este segundo Domingo de Pascua celebramos a la Divina Misericordia.
Propuesta: Haz de tu vida una ofrenda al Señor con actos de misericordia. Da de tu tiempo a una persona sola o enferma haciéndole saber que Dios está presente en su vida. ¡Sé un obrero de paz!