Mons. J Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Los saludo con gran afecto en este año que comienza. Feliz domingo segundo del Tiempo Ordinario. Los tres textos de este domingo son bellísimos, los invito a meditarlos, releerlos y aplicarlos a su vida, a su realidad, cada quien donde corresponde.
El evangelio de san Juan comienza diciendo que Juan el Bautista está con sus discípulos enseñándoles, predicándoles. Lo siguen porque es un profeta y luego se encuentran con Jesús.
Primer aspecto del texto: Juan presenta a Jesús a sus discípulos, y viene una expresión bellísima: ‘fijando la mirada en Jesús’. Esto tiene muchas connotaciones. Juan es humilde, sencillo, sabe quién es, no pretende ocupar lugares más allá de su misión y reconoce a Jesús. Por eso, fijando la mirada en Él, dijo: ‘Este es el cordero de Dios’.
Primero, la actitud desde el interior, ‘fijar la mirada en Jesús’. Empezamos este año con ilusiones, proyectos, planes en todo sentido, pero no olvidemos el plan espiritual. Tenemos metas de trabajo, de escuela, la dieta, en fin, pero no hay que olvidar la parte espiritual, y esta frase nos da el sentido: fijar mi mirada en Jesús; es lo que significa esa expresión, Él es el Camino, la Verdad y la Vida y hay que seguirlo; no nada más contemplar el crucifijo, sino seguir a Jesús.
Y por eso Juan lo presenta: ‘Este es el Cordero’, el que se sacrificó, murió y entregó la vida por nosotros.
Aquí lo importante es que Jesús pasa, lo ven y la misión de Juan es presentarlo. Como es importante que nosotros también -valga la expresión- presentemos a Jesús en todos los ambientes. Necesitamos presentar a Jesús, mostrarlo en el ambiente familiar. académico, laboral, deportivo, en todos los ambientes; confiar en Dios y presentar a Jesús, en quien yo creo, en quien es el Salvador, el Hijo de Dios.
Los discípulos, muy atentos, después de la presentación, dice el texto, siguieron a Jesús. Es el segundo paso: seguir a Jesús. Primero es presentarlo, segundo, seguirlo.
Durante este año me propongo seguir a Jesús, no a mis ideas, no a mis planes, sino a Jesús y ese seguimiento va a dar sentido a mis proyectos, planes, a mi vocación, pero siguiendo a Jesús.
Luego Jesús se da cuenta que lo siguen y les pregunta ‘¿Qué buscan?’. Pregunta importante que Jesús nos hace a todos: ¿Qué buscas al seguirme, al venir a orar conmigo?, ¿Qué buscamos?. Esa pregunta cada uno tiene que responderla, es una invitación a que de verdad sepamos por qué seguimos a Jesús, si por tradición, sentimentalismo o porque lo amo, porque creo que es mi Señor y Salvador.
Y la pregunta la responden con otra pregunta: ¿Dónde vives, maestro? Ahí se manifiesta la disponibilidad del discípulo a convivir con Jesús. Cuando conocemos a alguien, profundizamos: ¿Dónde vives?, ¿qué haces?, quiero conocerte más. Y así los discípulos le preguntan queremos conocerte, y compartir la vida, enséñanos; Y Jesús les responde: vengan, quédense conmigo este día, como los discípulos de Emaus, ‘Quédate con nosotros’ y se quedó con ellos.
Quedarnos con Jesús no es un ratito, pasajero, no es a ver si alcanzo y me acuerdo de Él, sino todos los días quedarme con Jesús, convivir con Él, claro, un momento de oración especial, pero todo el resto del día estar con Jesús mientras estamos trabajando, estudiando, haciendo quehaceres.
Y Jesús invita a los discípulos a quedarse con Él, a seguirlo. Y tanto se entusiasman que luego invitan a otros, contagian a otros. Llama la atención que Andrés, uno de los que fueron con Jesús, enseguida fue a buscar a su hermano Simón y le hizo la invitación: ‘Hemos encontrado al maestro’, Andrés muy contento y convencido. Y Andrés llevo a su hermano a donde estaba Jesús.
Entonces mi experiencia de fe debe ser anuncio, de contagiar a mis hermanos. A todos llevarlos a Jesús, esa es la misión, la evangelización, la transmisión de la fe.
Luego Jesús, mirando fijamente a Simón le dice: Simón, hijo de Juan, tú te llamarás ahora Pedro. Es un antes y un después, un cambio interior en que Jesús obra en nosotros.
Yo soy ese Juan, ese Andrés, ese Simón que me encuentro con Jesús, me transforma y quiero estar con Él. Y mi encuentro con Jesús me lleva a valorar mi vida, mi persona y llevarlo a los demás.
Ahora que comenzamos un año nuevo, todo esto me motiva a encontrarme con Jesús.
¿Dónde vives, Señor?, preguntémosle, y digamos ‘Yo quiero estar contigo’ y Él te va a responder, ‘Ven y lo verás’.
Que el Señor los bendiga y proteja y tengan una semana extraordinaria. Seamos prudentes, cuidémonos y cuidemos nuestra salud tanto física como espiritual.