Lectio Divina correspondiente al 01 de agosto, Domingo XVIII del Tiempo Ordinario … Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 6, 24-35
Cuando se dieron cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a las barcas y se dirigieron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Lo encontraron en la otra orilla y le dijeron: -Maestro, ¿cuándo has llegado aquí? Jesús les contestó: -Les aseguro que no me buscan por los signos que vieron, sino porque comieron pan hasta saciarse. Esfuércense por conseguir no el alimento transitorio, sino el permanente, el que da la vida eterna. Este es el alimento que les dará el Hijo del hombre, porque Dios, el Padre, lo ha acreditado con su sello. Entonces ellos le preguntaron:
-¿Qué debemos hacer para actuar como Dios quiere? Jesús respondió: -Esto es lo que Dios espera de ustedes: que crean en aquél que él envió. Ellos contestaron: -¿Qué señal puedes ofrecernos para que, al verla, te creamos? ¿Cuál es tu obra? Nuestros antepasados comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio a comer pan del cielo. Jesús les respondió:
-Les aseguro que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo. Es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios viene del cielo y da la vida al mundo. Entonces le dijeron: -Señor, danos siempre de ese pan. Jesús les contestó: -Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed.
(Texto tomado de la Biblia de América)
Meditar la Palabra
Después de la lectura del texto y para una mejor comprensión hagámonos las siguientes preguntas:
Al ver la gente que no se encontraba Jesucristo ni sus discípulos, ¿hacia dónde se dirigieron a buscarlos?
¿Por qué la gente buscaba a Jesucristo?
Al encontrarlo, ¿qué les dice?
¿En qué les pide Cristo que se esfuercen y qué es lo que espera?
¿Para qué pide la gente una señal a Jesucristo?
Cuando la gente recuerda que sus padres comieron el maná en el desierto y cuestionan a Cristo sobre su obra, ¿qué aclaración les hace?
¿Cómo se presenta Jesucristo ante la gente?
Breve Estudio Bíblico
La Liturgia de la Palabra para este domingo nos presenta la armonía que existe en los dos Testamentos entre el Éxodo y la Pascua que encuentra su cumplimiento en Cristo. En la primera lectura (Éxodo 16, 2-4. 12-15) aparece el pueblo israelita guiado por Moisés en la difícil travesía por el desierto después de salir de Egipto. La carencia de alimento y las complicaciones que están enfrentando los hace murmurar, protestar e incluso, anhelar la vida que han dejado y el haber muerto por encima de su libertad. Dios escucha, responde y actúa. Les provee el alimento para sobrevivir en su marcha por el desierto. Esto los lleva a reconstruir su fe, levantarse y mirar hacia el futuro con la esperanza puesta en Dios. San Pablo nos describe en la segunda lectura quien es un seguidor de Cristo: es un hombre nuevo que se ha despojado de su vida anterior, se ha renovado espiritualmente y se reviste de Cristo (Efesios 4, 17. 20-24). El Evangelio presenta una perícopa del llamado discurso eucarístico (Juan 6, 24-35). Después de la multiplicación de los panes, Jesucristo va a Cafarnaúm. La gente lo busca, pero lo hace con una fe inmadura que se queda solamente en lo superficial. Una fe que no trasciende de lo perecedero y temporal a lo espiritual y eterno. “Yo soy el pan de vida” es como se revela Jesucristo. Él es el alimento que no perece y procede del cielo, es decir, proviene de Dios. El alimento no es el maná sino su palabra, Palabra del Padre, para que el hombre viva de ella. Creer en Jesucristo es el don divino de la fe y la obra querida por Dios que pide al hombre para trascender a lo eterno. El maná del desierto prefigura la Eucaristía, el verdadero Pan del Cielo. Por está razón, la Iglesia ha venerado siempre las divinas Escrituras como venera también al Cuerpo del Señor.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra Viva:
¿Qué significa concretamente en mi vida creer en Jesucristo?
¿Cuáles son mis hambres más profundas? ¿Cómo las alimento?
¿Mi fe es lo suficientemente alimentada y madura para discernir la presencia de Dios en los acontecimientos cotidianos de mi existencia?
¿Soy de los que buscan más el pan material, temporal y perecedero o el pan que lleva a la vida eterna?
¿Cuáles son tus obras y signos de tu fe en Dios?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor,
Perdona mi incredulidad y mi fe inmadura.
El apegarme a lo que perece en la vida y no buscar trascender a lo eterno.
Permíteme ser un verdadero discípulo,
que me renueve en el Espíritu y me revista de Ti.
Pan de Vida,
gracias por el don de la fe.
Creo en Ti, ¡aumenta mi fe!
Dame siempre de ese pan.
Amén.
- Contemplación:
Para la contemplación repetiré varias veces un versículo de la Sagrada Escritura para que more en nuestra mente y corazón:
«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre; el que cree en mí nunca tendrá sed» (Jn 6,35).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
La Iglesia no cesa de presentar a los fieles el Pan de Vida que se distribuye en la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo.
Propuesta: Buscaré alimentarme del Pan de Vida a través la lectura de la Sagrada Escritura y de la participación en el banquete del Señor a través de los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía. Además, cada día en familia, elevaremos una oración a Dios antes de los alimentos y leeremos un pasaje de la Biblia.