A una semana del fallecimiento del Papa Benedicto XVI, presentamos las anécdotas que compartió el padre Alberto Castillo, sacerdote formador del Seminario, quien tuvo oportunidad de tratar al finado papa, aunque siendo éste todavía un cardenal, funcionario en Roma.
En el autobús
Son por lo menos tres las anécdotas que el padre Alberto guarda en su corazón como un preciado tesoro, de su interacción con el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger y cuando él era un estudiante en Roma (1997).
“La primera vez que lo vi de cerca eran las vísperas solemnes de la Navidad del 97, en la plaza de San Pedro, cuando esperábamos el autobús público. Volteamos y dijimos ¿Es el cardenal Ratzinger?… nos acercamos a averiguar y estaba esperando el autobús…le pedimos hacerse una foto con nosotros y dijo ¡claro que sí!, bastante cordial y accesible”.
“La anécdota siempre se me ha quedado porque la primera vez que conocí a una figura promiente del Vaticano, mano derecha de San Juan Pablo II ¡Estaba esperando el transporte público!”.
Debate con ateos
El padre Alberto recuerda que siempre que se anunciaba que el cardenal Ratzinger daría una conferencia o iba a celebrar una misa pública, eran muchos los estudiantes de todo el mundo que acudían a escucharlo.
“Era ya una persona muy admirada y muy seguida, sobre todo por su profundidad y su rigor intelectual”.
En una ocasión, el entonces estudiante acudió a un debate público sobre la existencia de Dios, que el cardenal Ratzinger sostuvo con el director -ateo- de una revista filosófica italiana de divulgación entre la comunidad no creyente.
“Nunca había presenciado de manera inmediata y con tanto rigor intelectual, un debate sobre la existencia de Dios, entonces fue para mí muy impactante, sobre todo porque el público, mayormente lectores de la revista, no creyentes, lo despidieron con aplausos, con mucho respeto”, recordó para acotar sobre la persona de Josepth Ratzinger.
“Creo que fue una persona muy capaz de dialogar, muy fiel a la verdad, pero al mismo tiempo cordial, educada, querida, aceptada”.
Foto especial
La tercera anécdota ocurrió en las afueras del Colegio Agustiniano, donde el padre Alberto Castillo estudiaba su especialidad.
Resulta que la puerta de salida del colegio estaba justo frente a la puerta del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, y la hora en que los estudiantes salían de sus clases, era la hora de comida del cardenal.
“Él salía de su trabajo a comer, a la una, con puntualidad alemana …y nos topábamos casi diario. Los estudiantes siempre lo saludábamos, a veces le hacíamos alguna pregunta, el caso es que tengo una memoria muy cotidiana de saludarlo ahí”, contó.
Recordó haber comprado el ejemplar de una publicación italiana que presentó la biografía del Cardenal Reatzinger ‘La mia vitta’, en cuya portada aparecía el cardenal caminando por las columnas de la Plaza de San Pedro.
“Un día saliendo de la escuela lo vi y le dije: cardenal, me autografía el libro? y dice ‘sí, claro’, pero le digo, véngase, vamos a las columnas para tomarle una foto que se parezca a la foto de la portada. Se soltó riendo”, recordó.
Pero contrario a lo que creyó, el joven estudiante se salió con la suya.
“Tengo en mi casa la fotografia donde el cardenal está firmando el libro practicamente en esa posición de la foto de portada… y la foto que se parece a la portada”, dijo para luego aclarar:
“Esto me lleva a resaltar la sencillez de carácter de cardenal, porque ¿Quién le hace caso a un jovencillo de véngase a tomar la foto?”
Con el mismo cariño, el padre Alberto guarda la remembranza del momento en que supieron que el cardenal Ratzinger sería el sucesor de Juan Pablo II.
“Es como si supieras que alguien muy cercano llegó, aunque era nada mas la experiencia y la admiración de los estudiantes por un cardenal muy sabio y bueno”.
Sobre su papado
Sobre el papado de Benedicto XVI, hoy finado, el padre Alberto destacó tres aspectos:
1)La claridad intelectual con la que se expresó siempre y sus inconmesurables catequesis, así como la referencia obligada a su trilogía a Jesús de Nazaret, “un libro valiosísimo en la Cristología actual”.
2)La variedad de destinatarios o interlocutores con los que dialogó, sobre la ciencia y la razón, sobre la existencia de Dios, sobre los sacramentos y la liturgia. Sobre teología y ciencias bíblicas. “Eso lo valoro mucho de su papado: nos dejó material para poder estar en diálogo con todos estos mundos diversos a la fe, pero interconectados”.
3) Creo que su legado más grande es su misma vida como modelo: pienso en un hombre que sirvió a su Iglesia con el rigor intelectual de un maestro, pero con el corazón de un pastor, con la sencillez de un hombre orante, profundamente enamorado de Cristo.
“Una vida muy rica, un camino ejemplar para valorar mucho y estar atentos”.