Lectio Divina correspondiente al domingo 28 de septiembre. XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 16, 19-31.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y telas finas y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo, llamado Lázaro, yacía a la entrada de su casa, cubierto de llagas y ansiando llenarse con las sobras que caían de la mesa del rico. Y hasta los perros se acercaban a lamerle las llagas. Sucedió, pues, que murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abraham. Murió también el rico y lo enterraron. Estaba éste en el lugar de castigo, en medio de tormentos, cuando levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham y a Lázaro junto a él. Entonces gritó: ‘Padre Abraham, ten piedad de mí. Manda a Lázaro que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas’. Pero Abraham le contestó: ‘Hijo, recuerda que en tu vida recibiste bienes y Lázaro, en cambio, males. Por eso él goza ahora de consuelo, mientras que tú sufres tormentos. Además, entre ustedes y nosotros se abre un abismo inmenso, que nadie puede cruzar, ni hacia allá ni hacia acá’.
El rico insistió: ‘Te ruego, entonces, padre Abraham, que mandes a Lázaro a mi casa, pues me quedan allá cinco hermanos, para que les advierta y no acaben también ellos en este lugar de tormentos’. Abraham le dijo: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen’. Pero el rico replicó: ‘No, padre Abraham. Si un muerto va a decírselo, entonces sí se arrepentirán’. Abraham repuso: ‘Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso, ni aunque resucite un muerto'».
Ahora hagámonos las siguientes preguntas:
¿Qué referencias da el relato sobre el hombre rico y el pobre Lázaro?
¿Qué sucede cuando ambos mueren?
El rico al darse cuenta de su realidad ¿qué hace?
¿Con qué intención pide el rico a Abraham que envíe a Lázaro a su casa?
¿A quiénes tienen los hermanos del rico y qué deberían hacer?
¿Qué repuso Abraham al rico sobre sus hermanos?
Interioricemos en el texto
El Evangelio según san Lucas presenta a Jesús dirigiendo la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro a los fariseos, aquellos a los que anteriormente se había referido como amantes del dinero y que trataban de parecer como justos delante de la gente (cf. Lucas 16, 14-15). Esto nos da la razón de la parábola y su enseñanza. El hombre rico endurecido de corazón vivía como rey sin sentir compasión por el pobre Lázaro que llevaba una vida de miseria. Sin embargo, la situación se invierte al morir ambos. ¡Qué ironía! Aquel que lo tenía todo también muere. Por sus acciones en vida se abre un gran abismo entre ellos al tener un destino diferente: Lázaro es recibido en el seno de Abraham y recibe consuelo mientras el rico va al lugar de los muertos (Hades en griego) y recibe tormentos. El rico consciente de su ascendencia judía suplica a Abraham (padre de todos los hebreos) que le envíe a Lázaro, a quien ahora si ve, en su ayuda. Ahora, consciente de su realidad y sabiendo que ya es irreversible, le preocupan sus hermanos y pide que se les advierta para que no vivan el mismo destino. Con esta parábola, Jesús deja claro que la fe no se basa en signos extraordinarios sino en la escucha de la Palabra y nos llama a reflexionar sobre la relación que adoptamos ante las riquezas o bienes siendo conscientes que la vida presente es el único tiempo que tenemos para construir nuestro futuro eterno.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
¿Agradeces a Dios por los bienes que recibes y los pones al servicio de su obra de salvación?
¿Estás consciente que la vida presente es el único tiempo que poseemos para construir nuestro futuro eterno? ¿A qué te llama esto?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
perdóname por las ocasiones que me olvido de ti
y cierro los ojos ante las necesidades de mi prójimo.
Ayúdame a vivir con sentido buscando solo los bienes celestiales y
siendo consciente que con mis acciones estoy construyendo mi futuro eterno.
Amén.
- Contemplación:
Repite varias veces durante la semana un versículo de la Sagrada Escritura para que alimente tu fe:
«Alabemos al Señor, que viene a salvarnos» (Salmo 145).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
San Juan de la Cruz: “En el atardecer de nuestras vidas, seremos juzgados en el amor”.
Propuesta: Organiza en familia una despensa y compártela con una familia en necesidad.