Lectio Divina correspondiente al 9 de mayo VI Domingo de Pascua … Reflexión y acción de la Palabra de Dios para este tiempo de Pascua, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Juan 15, 9-17
Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes. Permanezcan en mi amor. Pero sólo permanecerán en mi amor, si ponen en práctica mis mandamientos, lo mismo que yo he puesto en práctica los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho todo esto para que participen en mi alegría, y su alegría sea completo. Mi mandamiento es éste: Amense los unos a los otros, como yo los he amado. Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. En adelante, ya no los llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Desde ahora los llamaré amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí a mi Padre. No me eligieron ustedes a mí; fui yo quien los elegí a ustedes. Y los he destinado para que vayan y den fruto abundante y duradero. Así, el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. Lo que yo les mando es esto: que se amen los unos a los otros.
(Texto tomado de la Biblia de América)
Breve Estudio Bíblico.
En este sexto domingo de Pascua, en la primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10, 25-26. 34-35. 44-48) Pedro es invitado a la casa de Cornelio, hombre honrado que veneraba a Dios y apreciado por el pueblo judío. En la casa se encontraban muchos reunidos y entre ellos había también paganos. Pedro toma la palabra y les predica de Jesús hasta llegar al tema de la resurrección y el mensaje universal que implica: el perdón de los pecados es para todo aquel que crea. Todavía no acababa de hablar cuando todos los oyentes recibieron el don del Espíritu Santo. La segunda lectura (1 Juan 4, 7-10) nos sintetiza la revelación que Cristo ha hecho de sí mismo en palabras y obras: Dios es amor. La presencia de este verdadero amor en el creyente proviene de Dios, es signo del ser hijo de Dios y se vive a través del hermano.
El evangelio (Juan 15, 9-17) presenta un mandato que da Jesucristo: ámense unos a otros (17b). El centro del verdadero amor está en la unión de Jesucristo con el Padre. Permanecer en el amor de Dios es la fuente perfecta de alegría y se logra al cumplir los mandamientos que son en específico, ser como él, amar como él. Es un llamado a la acción: “Que se amen” (17). Le da identidad: “Mi mandamiento” (12a), “son mis amigos” (14). Y lo hace vida y modelo: “Como yo los he amado” (12b).
Meditar la Palabra
Después de haber leído el texto del evangelio y para una mejor reflexión hagámonos las siguientes preguntas:
¿Cómo podemos permanecer en el amor de Dios y participar de su alegría?
¿Cómo es que Jesucristo permanece en el amor del Padre?
¿Cuál es el mandamiento que nos llama a vivir Jesucristo?
¿Por qué Jesucristo nos llama “amigos”?
¿Para qué nos elige y destina Dios?
¿Cuál es el amor más grande que existe?
A la luz del evangelio, ¿Cuál es la tarea misionera de la Iglesia?
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
El mandato de Jesucristo es “amarse los unos a los otros” ¿Hago vida este mandamiento?
¿Qué características tiene el amor de Jesucristo? ¿Cuáles tiene el mío?
Jesucristo llama a sus seguidores “amigos” ¿cómo cultivo esa amistad con Cristo?
Mis acciones, pensamientos y proyectos ¿están fundamentados en el amor de Dios?
¿Qué acciones realizo para que el amor de Dios permanezca y haga morada en mi corazón?
¿Qué fruto de amor me está pidiendo Dios en estos momentos para realizar específicamente en mi vida?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor, en esta alegría de la Pascua, te doy gracias por cada persona que pones en mi vida porque a través de ellos tengo la oportunidad de amarte, de permanecer en Ti. Por cada situación que enfrento día a día porque es cuando descubro que estás conmigo, que me amas. Dame la gracia de amarte como te amo María Santísima, de ser Iglesia en salida e ir al encuentro del hermano y así vivir día a día el mandamiento al cual me has llamado: Amar como Tú nos amas.
- Contemplación:
Para la contemplación, ante una imagen de Jesucristo podemos leer un versículo del evangelio y repetirlo durante la semana para que penetre y haga morada en nuestro corazón y mente:
“Mi mandamiento es éste: Amense los unos a los otros, como yo los he amado” (Jn 15, 12).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Como cristiano debo encarnar el mensaje de la Palabra de Dios en mi vida. La señal por la que el mundo distinguirá a los cristianos ha de ser si nos amamos como Cristo nos amó.
Propuesta: Buscaré cada día un momento para estar a solas con Dios y así permanecer en él. Voy a leer tranquilamente estas lecturas y recordaré en mis oraciones a mis hermanos sacerdotes y religiosas. Estamos viviendo un momento de gran alegría, la Pascua. Viviré esta alegría cumpliendo el mandamiento al cual Dios me ha llamado realizando una obra de amor en específico. Participaré apoyando a mis hermanos seminaristas en la compra de algún producto que están ofreciendo y los recordaré también en mis oraciones.