Lectio Divina correspondiente al 05 de marzo de 2023, II Domingo de Cuaresma… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Mateo 17, 1-9
Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, los llevó a una montaña muy alta a solas y se transfiguró en su presencia. Su rostro brillaba como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: –Señor, ¡qué bien estamos aquí! Si quieres hago tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y una voz desde la nube decía: –Este es mi Hijo amado, en quien me complazco, escúchenlo. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro a tierra, llenos de miedo. Jesús se acercó, los tocó y les dijo: –Levántense, no tengan miedo. Al levantar la vista no vieron a nadie más que a Jesús. Y cuando bajaban de la montaña, Jesús les ordenó: –No cuenten a nadie esta visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿A cuáles Apóstoles pide Jesús que le acompañen? y ¿a dónde se los lleva?
Estando a solas con ellos se transfiguró ¿cómo era su rostro y vestimenta?
¿Quiénes se aparecen y conversan con Jesús?
Una nube luminosa los cubre y todos escuchan una voz ¿qué fue lo que escucharon?
¿Qué sintieron los discípulos? Jesús se acerca, los toca y ¿qué les dice?
Una vez que bajan de la montaña Jesús ¿Qué orden les da a Pedro, Santiago y Juan?
Breve Estudio Bíblico
Habían pasado apenas seis días del anuncio de Jesús a sus Apóstoles sobre su sufrimiento, muerte y resurrección (Mt 16, 21), en este sentido, este relato de la transfiguración le da continuidad al mostrar Jesús, anticipadamente a tres de sus discípulos, su Gloria, que será meritoria por su sufrimiento; también se confirmaría lo revelado anteriormente por Pedro ante la pregunta que Jesús hizo sus discípulos: ¿ustedes quién dicen que soy yo? “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16) esto cuando desde el cielo la voz del Padre, que proviene de una luminosa nube, le reconoce como su Hijo amado y pide se le escuche. Históricamente, la nube era signo de la presencia de Dios para Israel desde tiempos de su éxodo por el desierto (Ex 13, 21). Moisés y Elías son dos importantes figuras del Antiguo Testamento que representan la Ley y los Profetas por lo que en el momento de la transfiguración manifiestan la culminación del pasado y dan testimonio de Jesús. Es notorio cómo en el relato Pedro llama a Jesús como Señor (kyrie) y ya no como maestro (rabbi), siendo esto un reconocimiento como Hijo de Dios. San Juan de la Cruz nos regala en su escrito “Subida al Monte Carmelo” lo siguiente: “Si te tengo ya habladas todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo, y no tengo otra… pon los ojos solo en Él, porque en Él te lo tengo todo dicho y revelado”.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Como católico ¿reconozco a Jesús plenamente como Hijo de Dios, el Amado? ¿lo escucho como lo pide el Padre? ¿pongo verdadera atención a sus palabras y enseñanzas?
Esta Cuaresma nos invita a la reflexión interior sobre nuestra vida, sobre nuestra fe y, sobre todo, nuestra conversión. ¿Estoy dedicando algo de tiempo para esta reflexión? ¿Pienso en esta Cuaresma acercarme al sacramento de la reconciliación como parte de mi conversión?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Padre,
gracias por tu Hijo Amado, porque a través de su Palabra y Enseñanza
podemos alcanzar el perdón, la gracia y fortaleza para seguir adelante.
Señor Jesús,
ayúdame para que esta Cuaresma sea tiempo de reconocimiento,
arrepentimiento y verdadera conversión.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
« Jesús se acercó, los tocó y les dijo: Levántense, no tengan miedo » (Mateo 17, 7)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Poner mi fe en acción significa tomar una iniciativa de amor, de caridad, por los necesitados y olvidados, compartiendo con ellos los dones recibidos y sobre todo como resultado de escuchar la voz del Hijo Amado.
Propuesta: Preparar algo de ayuda material (alimentos y productos de higiene) como ayuda en la Casa del Migrante de nuestra diócesis ubicada en C. Neptuno # 1855 en la colonia Satélite (Tel. 656 687 0676) o entregarla en tu parroquia para que a través del Ministerio de Caridad llegue a quienes lo necesitan.
Primera Lectura: Génesis 12, 1-14
Salmo 32
Segunda Lectura: 2 Timoteo 1, 8-10
Color: Morado