Hace una semana, la comunidad fronteriza se estremeció con un nuevo tiroteo mortal en la vecina ciudad de El Paso, Texas.
Los hechos ocurrieron en el Centro Comercial Cielo Vista Mall, donde, de acuerdo a los reportes de la policía de aquella ciudad, se registró una pelea entre dos grupos de jóvenes en el área de comidas, y salieron a relucir las armas, que en Texas se pueden portar legalmente. Un joven resultó muerto y otros tres con heridas de gravedad, todos ellos menores de 20 años. Y aunque la policía de El Paso dice que se trató de un evento aleatorio, se encendieron de nuevo las alarmas, pues como se sabe, Estados Unidos ha registrado decenas de muertes por tiroteos masivos.
Pero algo que sin duda llamó la atención, fue la rápida respuesta policiaca a los hechos, con la detención de uno de los responsables.
Por ello la pregunta de esta semana es:
¿Qué podemos aprender de los hechos ocurridos en Cielo Vista hace unos días?
Recientemente en Cielo Vista Mall se reportó una pelea entre dos grupos rivales, donde los involucrados fueron menores de edad, jóvenes entre 14 y 17 años y donde salieron a relucir armas de fuego.
Con preocupación se ve que con mucha facilidad jóvenes se involucran en conductas antisociales y con antivalores que deberían ser detectados en sus familias, sobre todo el uso de armas.
Y por otro lado vemos la respuesta activa por parte de la policía, que logró la detención, a los tres minutos, del joven que inició el ataque.
¿Qué podemos aprender de este evento?
- Que debemos retomar la comunicación y adoctrinamiento familiar sobre los valores y el respeto a la vida.
- Una acción eficiente de la autoridad manda un mensaje claro a las personas que han perdido el respeto a la vida, a la sociedad y a la familia.
Juárez: como sociedad tenemos muy presente que fuimos el epicentro del dolor en 2008/2011, una historia que nos marcó y sigue la herida que no ha terminado de cerrar, es por ello que hacemos como sociedad un llamado a las autoridades de los tres órdenes de gobierno para que eviten sus diferencias ideológicas y se enfoquen en un solo objetivo: lograr una sociedad en paz, con seguridad y justicia.
Por otra parte, en la dimensión espiritual, en este tiempo de Cuaresma, debemos recordar que Dios busca el arrepentimiento y la conversión. Su sangre y su muerte en la cruz limpia todos nuestros pecados.
Al final todos morimos y debemos poner nuestros ojos en la vida eterna y en la Salvación que Él nos ofrece. Es la solución a una vida sin sentido.
Oscar Kuri/ director CELC, experto en temas de seguridad
Mencionaré dos reflexiones que surgen de este hecho tan triste. Primero, este evento es un reflejo de la falta de valores y sentido de vida que tienen algunos adolescentes en la actualidad en donde parece que no se valora la paz y la vida y en donde no se tienen metas a largo plazo más allá de defender el orgullo propio y del grupo. Esta balacera es el resultado de la respuesta más instintiva y visceral que tiene el ser humano, su instinto animal, de responder con agresión ante un desacuerdo con alguien más. Según la nota periodística todo empezó con una riña que escaló a gritos y golpes y después al uso de armas. Una persona sin valores sólidos y sin un sentido de vida es capaz de llevar una situación tan simple, aunque incomoda, a quitarle la vida a alguien más y a poner en riesgo su vida, como si la vida no tuviera valor. Urge seguir evangelizando a todo el mundo, sobre todo a los niños y adolescentes, que es cuando más necesitan de encontrarle un sentido y valor a la vida, y en Cristo todos encontramos nuestro origen y nuestro fin.
La segunda reflexión es cuestionar por qué un adolescente tenía un arma cuando está en una etapa de la vida en donde todavía no se ha desarrollado completamente su cerebro y esto lo lleva a ser impulsivo y a tener comportamientos riesgosos. Por naturaleza, un adolescente no ha desarrollado por completo el área del cerebro que inhibe comportamientos riesgosos, lo cual, si se suma a que tenga acceso a un arma, eso hace que cualquier acto que lo provoque, corra el riesgo de que reaccione como lo hizo en Cielo Vista. Un adolescente de 16 años fue el que disparó, y la pregunta es dónde estaban sus padres, dónde estaba la supervisión de ellos, qué tipo de educación tuvo para cargar un arma y pensar que estuvo bien. Estoy consciente de que no siempre es la culpa de los padres, pero este hecho debe llevarnos a estar más pendiente de ellos sobre todo si todavía están bajo nuestra tutela siendo menores de edad. Los hijos son un encargo que Dios da a los padres para que los guiemos en la fe, los formemos como personas de bien para que cuando emprendan su vuelo, vivan su vida de manera plena y responsable. No hay que bajar la guardia.
Dr. Oscar Esparza/ Catedrático
Lamentablemente los sucesos de violencia donde intervienen armas de fuego son muy frecuentes tanto en Estados Unidos como en México. Estamos viviendo una época donde la falta de respeto a la vida, la carencia de valores en el ceno familiar, la promoción de la violencia en medios de comunicación y redes sociales, así como la facilidad con que se pueden obtener armas, llevan a los jovenes a vivir una falsa realidad y llegar a creer que pueden ser intocables. Por consecuente, tienden a sentirse con el derecho de realizar actividades violentas y arrebatar la vida de quien consideren un obstáculo, una amenaza o simplemente de quien este mas cercano al momento de accionar el arma.
Continuamos perdiendo generaciones de jovenes con gran potencial y de manera inminente los estamos dejando ir a su autodestrucción, creemos que los jovenes deben de tomar las decisiones de su propia formación sin cuestionarlos o retroalimentarlos del camino que lleva tal decisión. Quizá porque los medios y las tendencias ideológicas nos dictan que ellos son libres de decidir lo que quieran, pero no nos damos cuenta que quienes están formando sus pensamientos y forma de ver la vida son tales ideologías contemporáneas, permitimos que desconocidos formen a nuestros hijos.
Nuestra obligación como padres de familia, abuelos o profesionistas, es educar, guiar y acompañar a las nuevas generaciones en la formación de su autoestima, en el reconocimiento y desarrollo de sus talentos, en la enseñanza testimonial del respeto de la vida y la dignidad humana, así como en el valor de la generosidad para con el prójimo. Es necesario acompañarlos y comprenderlos durante su dura adolescencia sin que perdamos la paciencia, mostrándoles que se puede contribuir en la reducción de la violencia mediante otras alternativas pacíficas, así como de apoyar en las necesidades de los mas desfavorecidos.
Aun y reconociendo que el gran trabajo de formación y enseñanza de los valores esta en la familia, consideró que en las escuelas se puede trabajar mucho para la prevención, por ejemplo, mediante la creación de un departamento de investigación y prevención de comportamientos violentos, el cual se especialice en la detección temprana de actos antisociales y conductas delictivas de los estudiantes.
Aprendamos de las tragedias para que no se repitan; busquemos apoyos profesionales cuando las cosas no van bien; pero sobre todo involucrémonos como sociedad en el cuidado y desarrollo humanista de los niños y adolescentes.
Mario A. López/ Más Humanista