Lectio Divina correspondiente al 13 de marzo del 2022, Domingo II de Cuaresma… Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Samuel Pérez/ Instituto Bíblico San Jerónimo
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 9, 28-36.
Unos ocho días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a la montaña para orar. Mientras oraba, cambió el aspecto de su rostro y su vestidura se volvió de un blanco resplandeciente. En esto aparecieron conversando con él dos hombres. Eran Moisés y Elías, que, resplandecientes de gloria, hablaban del éxodo que Jesús iba a cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros, aunque estaban cargados de sueño, se mantuvieron despiertos y vieron la gloria de Jesús y a los dos que estaban con él. Cuando estos se retiraban, Pedro dijo a Jesús: -Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pedro no sabía lo que decía. Mientras estaba hablando, vino una nube y los cubrió; y se asustaron al entrar en la nube. De la nube salió una voz que decía: -Este es mi Hijo elegido; escúchenlo. Mientras sonaba la voz, Jesús se quedó solo. Ellos guardaron silencio y no contaron a nadie por entonces nada de lo que habían visto. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el texto del evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para favorecer la reflexión:
¿A quiénes toma consigo Jesús y a qué subió a la montaña? ¿Qué sucede con Jesucristo mientras oraba? ¿Quiénes eran los hombres que aparecen y de qué conversaban?
Al mantenerse despiertos Pedro y sus compañeros ¿qué es lo que vieron?
¿Qué es lo que le propone Pedro a Cristo? ¿Qué dijo la voz que salió de la nube?
Breve Estudio Bíblico.
La liturgia de la Palabra en este segundo domingo de Cuaresma nos invita a reflexionar sobre nuestra fe y la obediencia a Dios que han de conducir nuestras acciones. A Abraham se le considera como el prototipo de la fe porque sin saber a dónde iba ni cuando llegaría, se atrevió a confiar en Dios y creyó en su promesa de una descendencia numerosa y una tierra propia. Por esa fe, Dios lo tuvo por justo y sella una alianza con el patriarca. En la segunda lectura, san Pablo se presenta como modelo de fe y exhorta a la comunidad a imitarlo, como él a Cristo. Los enemigos de la cruz son los adversarios que sólo piensan en cosas mundanas e invalidan el costoso sacrificio de Cristo en la cruz. Los ciudadanos del cielo son aquellos que no se dejan apartar del reinado mesiánico de Jesucristo manteniéndose fieles y esperando su llegada.
En el Evangelio, el tema de fondo de todo el relato es la gloria de Jesús, presencia salvadora de Dios, en quien se resumen los caminos de los patriarcas y de los profetas de Israel. La Ley y los Profetas atestiguan su verdad y por eso están representados en Moisés y Elías. Se resalta la actitud de los discípulos que suben con Cristo al monte, escuchan, ven, se asustan, descubren la palabra de Dios que se revela en su Hijo; pero no entienden el significado, tienen miedo, están adormecidos y se centran sólo en lo tranquilo, en lo hermoso del momento. El llamado es que, para escuchar a Dios, hemos de escuchar a Cristo: “Este es mi Hijo elegido; escúchenlo”. De ahí que Cristo los ubica mientras bajan del monte exhortándolos a asumir el camino de la cruz para entrar en la gloria.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Respondamos sinceramente a las siguientes preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:
¿Qué significa escuchar a Cristo?
En las cuestiones de Dios, ¿prefiero quedarme en lo hermoso del momento, en lo tranquilo, en las palabras bonitas o realmente estoy dispuesto a asumir el camino de la cruz?
¿He reflexionado últimamente sobre la salvación de mi alma? ¿Me interesa?
En este camino de Cuaresma, ¿estoy realmente dispuesto a vivir mi propia transfiguración imitando a Cristo y buscando cumplir la voluntad del Padre?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
María Madre,
tú que como Abraham has creído en la Palabra de Dios Padre
y respondiste “Sí”,
te encomiendo mi caminar en esta Cuaresma
para que sea un tiempo privilegiado de gracia
y abundantes frutos.
Señor Jesucristo,
enséñame a escuchar al Padre
imitándote a ti, amándote a ti,
transfigurándome en ti.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que sea lámpara para nuestros pasos y luz en el camino:
« El Señor es mi luz y mi salvación » (Salmo 26).
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
En este tiempo litúrgico de Cuaresma, Cristo nos llama a vivir nuestra propia “transfiguración”. ¿Cómo es posible? Tal como lo hizo san Pablo, imitando a Cristo, transformando nuestra mentalidad y nuestras acciones permitiendo que el Espíritu Santo inspire nuestras vidas y así, cumplir la voluntad del Padre.
Propuesta: Buscaré mi propia transfiguración acudiendo a vivir el sacramento de la Reconciliación y escucharé a Dios dedicando diariamente un momento a la lectura de la Sagrada Escritura. Una oportunidad más de encuentro con Dios es acudiendo a orar al menos una hora por semana en la Vigilia de 40 días por la vida, reza por el fin del aborto. Informes: 614 163 9428.
Primera Lectura: Génesis 15, 5-12. 17-18
Salmo 26
Segunda Lectura: Filipenses 3, 17—4,1.
Color: Morado