José Antonio Ibáñez/ Caridad y Verdad
Ciudad Juárez es la quinta ciudad más grande de México, tiene frontera con Estados Unidos y una gran industria manufacturera, con presencia internacional por lo mismo. Tiene grandes problemáticas sociales relacionadas con la violencia, la pobreza y la mala planeación y distribución urbana. Y como muchos lugares en México, esperamos que alguien llegue a salvarnos; que los gobernantes lleguen a resolver los graves problemas de la ciudad. Es triste, pero nunca ha sucedido, y nunca va a suceder. No hay una cultura cívica fuerte, ni participación ciudadana notoria. La ciudad ha tenido gobiernos principalmente de derecha y centro, ahora viene uno de izquierda, ninguno ha dado especial prioridad a la elaboración de estructuras de gobierno abierto, a preocuparse por poner a participar a la gente en su ciudad, siempre hay otras prioridades y se cree que “a la gente no le importa”. La ciudad es de todos los juarenses, lleven poco o mucho aquí, es nuestra y no podemos seguir creyendo que sólo es responsabilidad de los que están en puestos públicos resolver los problemas.
El informe anual de “Así estamos Juárez”, presentado por Plan Estratégico de Juárez A.C., presenta que: solamente el 3% de la población participa activamente en organizaciones de la sociedad civil, y en total el 35% se involucra en alguna asociación de vez en cuando. Existen 302 asociaciones civiles, y apenas un tercio tiene las constituciones legales debidas para un funcionamiento básico, no se diga ya procesos y prácticas profesionales, porque el número reduce aún más. Donde hay más participación es en las iglesias, con un 20%. La participación en elecciones no suele rebasar el 50%, nunca el 60%. No hay una credibilidad en el gobierno municipal, siendo que no hay 15% de la población que considere las acciones del gobierno transparentes, justas y congruentes con sus compromisos. Por otro lado, la corrupción es considerada el tercer problema más grave de la ciudad.
Desafortunadamente, Juárez sufre del abandono de la planeación urbana, de concesiones corruptas a empresas que han llevado a la ciudad a tener un crecimiento desorganizado. Calles mal hechas, sin pensar en diseño pluvial y mucha basura, mucho terreno baldío, y vivienda abandonada. Las labores importantes realizadas para la población han sido llevadas a cabo por sociedad civil, por las Iglesias, por las asociaciones, y por ciudadanos solidarios… Porque eso sí, en la miseria, la gente juarense es solidaria.
Actualmente, la ciudad se ha visto sorprendida por mucha obra pública estatal: puentes, obras de drenaje pluvial y un sistema de transporte público. Obras que son muy importantes para el desarrollo de la ciudad. Somos la quinta ciudad más grande, y a la vez tenemos muchas problemáticas sociales, por ende, la infraestructura de este tipo es clave, indispensable para fomentar la calidad de vida. Sin embargo, se ha visto de nuevo, corrupción e ineficiencia. No en todo, porque se han hecho obras buenas y profesionales, pero sigue quedando a deber, y serán procesos que requieran mucho cuidado, atención e inversión para que queden como deben.
La ciudad tiene potencial en cuanto la creación de soluciones creativas a problemáticas sociales, dado que iniciativas ha habido muchas, pero falta todavía mucha profesionalización, seguimiento, medición y apoyo. Al no ser una sociedad con índices de participación notorios no se puede esperar generar la participación de manera masiva. Será reto de los juarenses, y de quiénes nos representan, generar espacios de innovación, buscando incentivar la participación de una manera más focalizada, es decir, con la gente que quiere y puede participar, buscando generar soluciones creativas, desarrollando tecnologías y medios para hacer más cercano y accesible al gobierno con sus servicios; la ciudad como queremos.
Es de igual forma prioritario impulsar la educación en materia cívica, para que los ciudadanos conozcan mejor sus derechos y obligaciones, tanto a una edad temprana en las escuelas, como también campañas atractivas y sencillas para adultos. La ciudad no se construye sola, es preciso participar, desde lo que uno sabe, desde lo que uno puede, pero todos podemos, aunque sea para decir en dónde duele y cómo debe ser diferente.