Silvia del Valle
En la actualidad vivimos un ambiente de violencia y agresividad muy fuertes. El amor es el remedio para este problema.
Nosotros, como papás, debemos buscar siempre hablar con el corazón a nuestros hijos y a todos los que nos rodean, pues debemos recordar que nuestros hijos aprenden de nuestro ejemplo. Por eso te dejo mis 5Tips para lograrlo.
Primero. Echar mano del autocontrol.
Esta virtud tan necesaria para que nuestros actos y palabras estén profundamente cargadas de amor. Sé que muchas veces estamos muy cargados de trabajo, que el tráfico está muy pesado, que las cosas no van bien y nuestro estado de ánimo no es el mejor, pero debemos buscar el autocontrol para poder responder con amor, es decir, desde el corazón.
Y nuestro motor debe ser buscar el bien mayor para todos, aunque esto implique no tener siempre la razón o ceder un poco para que las cosas cambien y para llegar a acuerdos.
El autocontrol depende solo de nosotros y como virtud requiere de un proceso educativo, por eso también debemos educar a nuestros hijos en esta virtud.
Podemos hacerlo si les vamos ayudando a que esperen un poco cada vez que quieran algo o que se acostumbren a compartir lo que tienen con los demás. Con estos y otros muchos pequeños actos podemos ir entrenando el autocontrol para que cuando lleguen las grandes pruebas, estén preparados.
Segundo. Tomar tiempo para responder.
Muchas veces nos precipitamos a dar nuestras opiniones sin escuchar a los demás o sin conocer a detalle las situaciones y esto solo provoca disgusto y agresividad.
Es necesario que podamos contenernos para pensar si lo que voy a decir edifica o por el contrario, contribuye a la violencia.
Que nuestras palabras siempre vayan encaminadas a construir, cobijar, ayudar y no busquen ser las primeras, menos si van en detrimento de la dignidad de las personas, agreden o calumnian a los que nos rodean.
Cuando las palabras salen del corazón, solo pueden buscar el bien de los demás y decir la verdad.
Tercero. Cobijar, aunque tengamos que corregir.
Debemos tener en cuenta que una de las obras de misericordia es corregir al que no sabe, por lo que debemos educar y corregir a nuestros hijos pero buscar que sea desde el corazón, es decir, con amor y siempre buscando su bien y su crecimiento.
Queda descartado cualquier acto que busque el desquite de nuestros problemas con ellos, ya que entonces las palabras saldrían de nuestro hígado y entonces lastimarían.
¿Cómo logramos esto? Se vale decir: ‘dame cinco minutos para que me calme ya que por el momento me encuentro muy enojado y no quiero lastimarte con lo que diga’.
Que todo lo que digamos busque cobijar y amar.
Cuarto. Acoger en el corazón y después responder.
Otra forma de hablar con el corazón es primero escuchar con el corazón y así poder acoger lo que el otro me dice, hacerlo mío, para, desde el corazón, tratar de dar una respuesta cargada de amor que busque el bien mayor para todos.
Debemos recordar que la boca habla de lo que está lleno el corazón, por lo que debemos llenar nuestro corazón de Dios, de Verdad y amor, para poder hablar con amor. De otra forma solo estamos dándole por su lado a las personas, o diremos palabras que dañan y lastiman.
Y quinto. Salir del yo.
En verdad el diálogo es un ejercicio que requiere humildad y donación porque requiere de que salgamos de nosotros y que estemos dispuestos a donarnos para que el otro tenga todo lo que está en mi corazón.
Ojalá que estemos dispuestos a ser agentes de paz y de amor y a convertirnos en instrumentos para que nuestras palabras lleven mensajes que edifiquen porque dicen la verdad, a pesar de que el mundo nos envuelva y busque todo lo contrario.
Hablemos en todo momento con el corazón y que nuestro corazón esté lleno de Amor, es decir, de Dios.