Mons. J. Guadalupe Torres Campos
Les saludo con alegría, con amor de padre y pastor. Hoy vamos iniciando nuestro nuevo año, este domingo es de la Epifanía del Señor, la manifestación del Señor.
En Navidad, el Niño Dios se manifiesta a los pobres, sencillos y humildes, representados en los pastores, hoy en la Epifanía, el Señor se manifiesta a toda la humanidad, a todos los hombres representados en los magos que llegaron de Oriente al encuentro de Jesús.
Dice la antífona de entrada: “Miren, ya viene el Señor Todopoderoso” en sus manos está el Reino, la postestad, y el imperio, mientras que en la vida, la sencillez, el pesebre, el Niño Dios pequeño.
Hoy en la Epifanía sigue siendo el mismo Niño Dios pequeño, pero hoy se manifiesta con todo su poder, potestad e imperio. Dice el verbo clave “miren”, es un mirar de contemplación adoración, “miren”, ya viene el Señor al encuentro de todos, no solamente al pueblo de Israel, sino a toda la humanidad, a todos los hombres de todas las razas, condiciones. El Señor viene al encuentro de nosotros, por eso en el evangelio de san Mateo se nos narra ese precioso pasaje.
Comienza diciendo san Mateo, en voz de los magos: “Hemos venido de Oriente para adorar al rey de los judíos”, recorrieron kilómetros, vinieron desde lejos para adorar, postrarse con fe y amor, para reconocer que ese niño pequeño es el Rey de los judíos, nació en Belén, ubica el texto dónde nació el Niño Dios, siendo el rey Herodes, el que reinaba en ese entonces.
Los magos llegaron con Herodes y preguntaron ¿Dónde está el Rey de los judíos que acaba de nacer?, una pregunta que todos debemos hacer, preguntarnos a nosotros mismos ¿ Dónde esta el rey de los judíos? en el sentido de la búsqueda, dónde está para irlo a buscar, para ir a encontrarme con él. Así como los magos, siempre pregúntate y preguntémonos desde la fe ¿Dónde está el Señor?, quiero ir al encuentro de Él.
Dejarse guiar
Herodes se sobresalta y comienza a investigar con sus sabios, entonces llama a los magos en secreto y les dice: “ Vayan, cuando lo encuentren, regresen y me dicen en dónde nació”, pero sus intenciones, sabemos, eran otras: matarlo. Cómo a veces los poderosos del mundo pretenden acabar con la fe, pretenden hacer a un lado a Niño Dios de una u otra manera y por eso nos seducen, atrapan, nos engaña el mundo. Muchos personajes y maneras de pensar pretenden apartarnos de Dios ¡No nos dejemos engañar! Esta fiesta de la Epifanía al contrario, debe fortalecer nuestra fe. Que sigamos en búsqueda del Señor, que nada nos desvíe, que vayamos al encuentro de Hijo de Dios con alegría, como los magos de Oriente.
Dice el texto: ‘se pusieron en camino’, actitud de búsqueda, perseverancia y fe. Que nosotros, tu familia, la humanidad y todos nos pongamos siempre en camino hacia Cristo, al encuentro del Señor.
Dice: ‘de pronto la estrella que habían visto surgir, se les volvió a aparecer y los fue guiando’. Que en ese caminar nos dejemos guiar por la estrella, por el Espíritu Santo, por el Evangelio, por la fe y esperanza puesta en Dios, (la estrella), pero no las estrellas del mundo que nos desvían, sino la estrella de Belén, la luz de Dios, del Espíritu Santo.
Los magos se dejaron guiar hasta que se detuvo la estrella donde estaba el Niño Dios.
Varios verbos
Hay varios verbos para reflexionar en este texto: Se llenaron de alegría. Navidad es la alegría que se presenta de muchas maneras: intercambio, cena, regalos, pero la razón principal es el encuentro con Dios. Que siempre nos encontremos con Dios, es la verdadera alegría. Cada domingo que vamos al encuentro del Señor en la misa, vayamos con alegría.
Otro verbo: ‘Entraron en la casa donde estaba el Niño Dios. No quedarnos afuerita del templo, emocionalmente hablando, sin ningún compromiso, todo por encimita, sino entrar en el corazón, en el misterio, no quedarnos a medias o fuera, aunque físicamente ahí estemos.
‘Vieron al Niño y a su Madre’, verlo, tocarlo, abrazarlo, comulgar con Él.
‘Se postraron’, una actitud de aquellos que eran reyes, magos: se postraron con humildad, con actitud profunda de fe, se postraron y lo adoraron.
Esta debe ser nuestra actitud permanente: entrar, postrarnos y adorar al Niño Dios, aceptarlo, acogerlo como el Hijo de Dios que viene a salvarme. Es un encuentro de Salvación, de amor entre nosotros y el Hijo de Dios.
Llevarle regalos
Y dice el texto: ‘le ofrecieron regalos’. Es el compromiso, oro, incienso y mirra ¿Qué le vamos a ofrecer en este año que apenas iniciamos? ¿Cuál es tu oro? ¿Qué incienso le vas a ofrecer?, mirra, ¿Qué sacrificio?, ¡Piénsalo!, ¿Qué le vas a ofrecer? ¿Oración? ¿Confesarme más seguido?, ¿Misa cada ocho días?, ¿Ser buen hijo, buen esposo/a? ¿Tratar mejor a los demás?, ¿Perdonar?,
¿Cuáles son mis regalos para el Niño Dios?, Piénsalo, medítalo. El Señor quiere tu corazón, tu vida; ofréceselo con gran alegría.
Luego los magos regresaron, ya no por el camino de Herodes, ahora se fueron por otro camino. Regresemos a nuestras casa por el verdadero camino: santidad, evangelio, y el camino que es Cristo, nuestro Señor.
Por eso Isaías dice ¡Levántate y resplandece Jerusalén!, porque ha llegado tu luz. Levanta los ojos, alza la cabeza. Continuar con esa actitud. Todos vayamos al encuentro del Señor.
Por eso cantamos en el salmo responsorial ¡Que te adoren, Señor todos los pueblos!, pues es una tarea de todos, contagiarnos en esa actitud de fe para ir al encuentro del Señor.
La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo te cuide y te proteja. Un abrazo.