Velia María Collazo Zapata/ Doctora en Derechos Humanos
Cada 10 de diciembre, recordamos la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los cuales surgieron como una manera de subsanar los horrores que se vivieron durante la II Guerra Mundial; así mismo, se buscó sentar las bases de un nuevo orden del Derecho Internacional; esta declaración tiene como principio básico el respeto y la dignidad humana, de ahí que se le diera este nombre.
En este orden de ideas, se considera a Ciro “El Grande” del Imperio Persa, hoy Irán, como el precursor de los Derechos Humanos, esto tras la conquista de Babilonia, y bajo la alianza de las tribus árabes, en el año 539. Por otro lado, en el 1789, surge “La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, un documento de Francia que establecía que todos los ciudadanos son iguales ante la ley. Por otro lado, en la historia de México desde el momento en que los indígenas nativos son defendidos de los abusos contra ellos cometidos por los colonizadores peninsulares, Fray Bartolomé de las Casas y Fray Alonso de la Vera Cruz se conmovieron al ver que las arbitrariedades de los colonizadores no tenían ninguna justificación, por lo que optaron por defender los derechos de los “naturales” considerándolos como sujetos mismos, como sus iguales.
Cabe mencionar que, los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Sin embargo, hoy en día, siguen siendo violados por los gobiernos, (quienes deben protegerlos y están facultados a fin de salvaguardar la integridad del individuo), que privan sin juicio de la libertad a sus ciudadanos, encarcelan a periodistas o impiden el desarrollo de elecciones libres y justas, permiten la trata de personas, los feminicidios que las estadísticas se abultan cada día, homicidios extrajudiciales, detenciones arbitrarias, desapariciones, entre otros.
Con base a lo que señala Zeid Ra´ad Hussein (con motivo de su visita a México, en octubre del 2015), “Para un país que no se encuentra en medio de un conflicto, las cifras calculadas son, simplemente, impactantes: 151,233 personas asesinadas entre diciembre de 2006 y agosto de 2015, incluyendo miles de migrantes en tránsito. Desde 2007 a la fecha (diciembre de 2021), hay al menos 45,000 personas cuyo paradero se desconoce, muchas posiblemente como resultado de desapariciones forzadas. Miles de mujeres y niñas son abusadas sexualmente o se convierten en víctimas de feminicidio. Y prácticamente nadie ha sido condenado por dichos crímenes.”
En este sentido, el Estado tiene la obligación de respetarlos, convirtiéndose en una prerrogativa a fin de garantizar su cumplimiento; particularmente en México, se vive una grave crisis de violaciones, se considera que, debido a la impunidad, corrupción, la falta de compromiso, de empatía, y esto disminuye la confianza en las autoridades, conflictos violentos; no obstante que, se proclamaron en 1948, el estado mexicano creo la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en el año de 1990; con base a las violaciones a los derechos humanos, el estado flaquea, no garantiza la protección de los mismos.
Por ejemplo, en esta Ciudad Juárez, las estadísticas sobre los feminicidios han aumentado considerablemente, se crean organizaciones de apoyo a la mujer; sin embargo, mientras que las autoridades facultadas para actuar no lo hagan, seguirán apareciendo mujeres violentadas, discriminadas, vejadas; respecto a los migrantes, no existe un esquema de apoyo o estrategias a implementar a fin de hacer frente a los miles de centroamericanos que buscan llegar a al vecino país, y utilizan esta ciudad como vía de paso, algunas autoridades llámese preventivas, estratégicas, o auxiliares violentan, a través de robos, detenciones ilegales, a los propios residentes de esta noble ciudad; por otro lado, las desapariciones forzadas están a la orden del día, quienes realizan esta práctica nociva, lo hacen a fin de generar terror dentro la población, y como no existe quién detenga esta práctica, los responsables continúan actuando impunemente; con esta serie de violaciones a los derechos humanos, la sociedad se ve fragmentada, vulnerada.
Entonces, ¿qué debemos recordar, la declaración universal de los derechos humanos, o la constante violación de los mismos?
En consecuencia, el ámbito de los derechos humanos debe ser analizado y comprendido como un tema complejo, en el que debe prevalecer una dinámica entre el Estado con la sociedad, el Estado con las comunidades internacionales, con el firme objetivo de garantizar la integridad del individuo.