Jaime Septién Crespo/ Periodista católico
Existen dos pandemias: la de la Covid-19 y la de la desigualdad global. La primera ha acelerado a la segunda.
Hoy vivimos en un mundo tan desigual que la muerte por coronavirus en países pobres es el doble que en países ricos.
El porcentaje de vacunación demuestra que mientras existen países que van por la cuarta dosis, solamente 4.81 por ciento de las personas en países de bajos recursos ha sido vacunada.
Pero hay algo que mueve la duda sobre la capacidad humana de compartir riqueza: el dueño de Amazon tuvo un excedente patrimonial de 81,500 millones de dólares en los primeros 21 meses de la pandemia.
Esto equivale al costo total estimado de la vacunación de toda la población mundial (dos dosis más una de refuerzo). Es el dato más ilustrativo de lo que estamos viviendo en términos de pandemia de desigualdad del informe publicado por la organización internacional Oxfam.
Según este informe, desde el inicio de la emergencia del Covid-19, cada 26 horas un nuevo multimillonario se une a una élite compuesta por 2,600 superricos, cuyas fortunas aumentaron unos cinco billones de dólares en términos reales, entre marzo de 2020 y noviembre de 2021.
Más aún: Pfizer, BioNTech y Moderna han creado cinco nuevos milmillonarios y han generado más de 1,000 dólares de utilidades por segundo para sus empresas, pero menos del uno por ciento de sus vacunas ha llegado a las personas que viven en países de bajos ingresos. ¿Es esto medianamente lógico? Ni lógico ni humano.