Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Buen domingo. Les saludo con mucho amor de padre y pastor en este domingo décimo primero del Tiempo ordinario.
En este domingo la temática pudiera ser la vocación al servicio, a ser discípulos y misioneros. Hace ocho días Cristo miró a Mateo y lo llamó y él lo siguió. Decíamos que hay que aplicarlo a cada uno, Dios me llama y como Mateo debo levantarme y seguirlo. Hoy debemos preguntarnos ¿A qué me invita?, ¿Cómo debo seguirlo?
En el Evangelio de san Mateo de este domingo, Jesús ve a la multitud, contempla la realidad y, dice el texto, se compadeció de ellos. ¿Cómo ve Jesús a la multitud?, extenuada, desamparada, como ovejas sin pastor; es una expresión fuerte. Hoy pienso que Jesús está aquí, nos observa a la multitud de Ciudad Juárez, ¿Cómo nos mirará Jesús con todo lo que está pasando?: extenuados, corriendo, desamparados: que la violencia, que el tráfico y a nivel personal cada uno trae sus propias problemáticas. Y Jesús se compadece, conoce nuestra vida como ciudad, como diócesis, y así andamos, extenuados, desamparados, entonces debemos dejarnos mirar por Jesús, por su mirada compasiva y amorosa. Pero no quedarme en esa actitud de lo sentimental: ‘me miró el Señor ¡Qué bonito!’, sino ir al servicio. Ante la mirada y el llamado de Jesús en mi vida preguntarme ¿A qué estoy invitado?
El llamado de Jesús
Jesús dijo: la cosecha es abundante y los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Decimos los obispos: no nos la acabamos con el trabajo en la diócesis; los párrocos: no nos la acabamos con el trabajo en la parroquia; los padres de familia, con los hijos; los trabajadores de la ciudad, los empresarios…Visto desde el aspecto de Iglesia, en la pastoral hay mucho trabajo. Cada vez que me reúno con mis sacerdotes vemos mucho trabajo: que si los migrantes, que los jóvenes, que la catequesis, que el trabajo por construir la paz. ¡Rueguen al dueño de la mies que envíe trabajadores!
A todos nos llama, como a Mateo, a colaborar en la viña del Señor, a trabajar evangelizando, catequizando, predicando, haciendo el bien, anunciando la Buena Nueva, acompañando a los migrantes, a los niños, a los pobres, a los encarcelados. Que haya gente disponible para trabajar en la Viña del Señor. Llamó a los Doce y hoy sigue llamando a todos a trabajar, a evangelizar a ser discípulos misioneros.
¿Qué tanto comprendemos esta doble dimensión del cristiano? Soy discípulo, sigo a Jesús, aprendo de él, pero también soy misionero. Hay que evangelizar, misionar. Él nos llama, nos dio poder. Pero hoy a veces el mundo nos ofrece otro tipo de poderes: dinero, fama, prestigio, un puesto en tal lugar, el poder de las drogas, el dinero. Pero ¡no!, Jesús nos llama a colaborar con Él y nos da el poder de su Palabra y de su amor, nos da su presencia eucarística, su Cuerpo y su Sangre, nos da al Espíritu Santo, Señor y dador de vida, nos da Iglesia y comunidad, nos da sacramentos, nos da su poder, el poder del amor de Dios, su presencia, su amor y espíritu para -y ahí está la acción-, expulsar a los espíritus inmundos, curar a los enfermos de toda dolencia, sanar, aconsejar, ayudar. “¡Los envío, vayan todos juntos, proclamen en todas partes que se acerca el Reino de los Cielos!.. Esta es la misión, esto es evangelizar.
Ahora que fui a Roma a la visita Adlimina, en uno de los dicasterios se nos insistió en que la Iglesia es misionera, la tarea es evangelizar, entonces ¡Vayan y proclamen evangelizando, catequizando, dando el kerigma, haciendo el bien!
El llamado hoy
Y hoy se nos hace el llamado a asumir mi vocación de discípulo misionero. No huírle, ni poner pretextos, que si estoy ocupado, que no estoy preparado, que no me nace ¡Son pretextos!, pero todos estamos llamados a predicar el Reino de Dios precisamente evangelizando y catequizando. Siempre evangelizar, ayudar, consolar, tender la mano. Recordemos que se evangeliza predicando, pero también con las obras, con el servicio y el amor a los demás.
Termina diciendo el texto: ‘Gratuitamente han recibido este poder, ¡ejérzanlo gratuitamente!’ Dios te lo da desde el Bautismo, eres sacerdote y profeta, entonces ve y evangeliza con generosidad, alegría y decisión.
Queridos hermanos, que de verdad escuchemos la invitación . Hoy nos llama Jesús a colaborar en el servicio del Reino, ir y proclamar por el camino que ya está el Reino de Dios. Decídete y dile ‘sí’ al Señor, dile: ‘Aquí estoy, heme aquí para hacer tu voluntad’.
La bendición de Dios Todopoderoso permanezca siempre con ustedes. Buena semana. Un abrazo.