Plaza Pública
Diputada trans Salma Luévano, del partido Morena, presentó un proyecto de cambio a la ley para “sancionar” lo que ella considera “discurso de odio” por parte de religiosos y asociaciones de culto.
En días pasados, medios de comunicación difundieron que este personaje subió a la tribuna para defender su propuesta que reforma y adiciona los artículos 8 y 29 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, en materia de discurso de odio en contra de las personas de la población LGBTTTIQA+.
Organizaciones religiosas reaccionaron inmediatamente a este hecho y lanzaron una campaña para exigir que se detenga lo que consideran una “persecución religiosa”.
Por ello la pregunta de esta semana es:
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¿Qué opina del proyecto de diputado trans para reformar la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público? ¿Considera que la Iglesia difunde un discurso de odio?
He leído el texto de la iniciativa y, si el abogado tuviera que hablar, le diría que la misma carece de fundamento; digo, entiendo que hay una preocupación por que nadie sea discriminado, y que no lo sea por ningún motivo, pero en el texto de la iniciativa se citan como justificación hechos acontecidos en otros países y ningún caso actual de nuestra sociedad. Por tanto, no creo que esta iniciativa vaya a caminar, al menos como está planteada.
Sin embargo, me atrevo a reflexionar ante usted sobre el fondo del tema ¿difunde la iglesia un discurso de odio? Mi respuesta categórica es NO. La misión de la Iglesia es comunicar el Evangelio, y éste es un mensaje de amor. Cristo vino al mundo a reafirmar el mandato de amarnos los unos a los otros como Él nos ama.
Debo decir que en toda mi vida como católico nunca he recibido un mensaje, ni escuchado a alguno de nuestros pastores dirigir una arenga para combatir o segregar a alguien por razón de sus preferencias. De hecho, el mismo Evangelio dispone “No juzguen y no serán juzgados” (Lc. 6, 37), y sobre ello el Papa Francisco ha afirmado, “si Dios no los juzga ¿por qué habría de juzgarlos?”.
Ahora bien, la Iglesia la formamos todos los bautizados y, por tanto, todos tenemos la obligación de hacer llegar el Evangelio, y nuestra fe nos constriñe a conducirnos con verdad. La verdad es que “al principio Dios nos creó hombre y mujer”, hay que decirlo, sin temor y con claridad; sí, respetando a todas las personas, sus gustos y decisiones, pero decirlo con la convicción y tranquilidad de quien sabe que dice la verdad; convencidos también de que la caridad se expresa a través de la tolerancia y el respeto; pero sabedores de que, al final, la verdad y el amor siempre convencen
Ojala y esta iniciativa, más que preocuparnos, nos llame a ejercer la caridad, a ejercer nuestro ministerio como católicos llenos de amabilidad, haciendo sentir a toda persona el amor de que Cristo le tiene.
Siempre que se habla de amabilidad hay que recordar a San Francisco de Sales, un hombre de quien vale la pena platicar otro día en que nos encontremos hablando de…
Sergio Madero Villanueva/ Abogado
Esta situación de querer modificar la ley de asociaciones religiosas tratando de adecuarlas a las creencias u opiniones de algunos grupos minoritarios en el país, no es nada nuevo, ha habido varios intentos y este es uno más de ellos, por una persona, legisladora en turno, que pretende hacer modificaciones a las leyes desde su óptica, muy respetable por cierto. Sin embargo las Iglesias ya se han pronunciado en este tenor y han dicho que: “La libertad de expresión es un derecho humano reconocido a toda persona, y los intereses particulares no deben restringir o censurar la libertad de ministros y congregaciones religiosas”, puesto que la “libertad religiosa”, es un derecho humano fundamental “reconocido en nuestra Constitución y en los diversos tratados internacionales a los que México está vinculado”.
Esta propuesta hace exactamente lo que condena, es decir, discriminar y propagar un discurso de odio hacia todas aquellas creencias religiosas que no se apeguen a lo que este diputado cree o piensa, discriminando a las diversas religiones por sus creencias, por sus preferencias ideológicas, etcétera.
Recordemos que la Iglesia Católica no discrimina a las personas homosexuales, ni tampoco propaga un discurso de odio hacia ellos y para corroborar esto, solo hay que estudiar un poco lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica donde podemos ver que hay una distinción entre lo que son los actos homosexuales y las tendencias homosexuales. En cuanto a los actos, enseña que en la Sagrada Escritura éstos son presentados como pecados graves. Esencialmente la Iglesia, a través de la Tradición, los ha considerado siempre como inmorales y contrarios a la ley natural, por lo tanto, ni la Iglesia, ni los creyentes los aprueban bajo ninguna circunstancia. Y en cuanto a las tendencias homosexuales profundamente arraigadas, que se encuentran en algunos hombres y mujeres, son consideradas también desordenadas y son una gran prueba para quienes las viven, es su cruz, pero la Iglesia a través del Catecismo de la Iglesia Católica nos dice que: “Tales personas deben ser acogidas con respeto y delicadeza; respecto a ellas se evitará cualquier estigma que indique una injusta discriminación. Ellas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en sus vidas y a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar.”
Por lo tanto, la Iglesia no discrimina, no ofende, ni mucho menos maneja un discurso de odio hacia las personas con Atracción al Mismo Sexo, ¡Jamás!, eso sería contrario a la doctrina misma de la Iglesia, sin embargo, eso no quiere decir que esté de acuerdo con los actos homosexuales. La Iglesia, que somos todos los cristianos, al igual que Dios, ama al pecador, pero aborrece el pecado, es decir, hace una diferencia entre la persona y los actos y nos llama y nos pide amar a todos por igual, santos y pecadores, que recordemos que todos somos pecadores, pero cada uno puede pecar de manera diferente. Y nos dice que todos estamos llamados a vivir en castidad, no importa en qué estado de vida nos encontremos.
Juan Jesús Hernández/ Psicólogo
“La razón de ser del Estado laico es permitir la convivencia pacífica y respetuosa …Estado laico sin libertad religiosa es una contradicción, es en realidad un Estado despótico que pretende imponer al pueblo una visión agnóstica o a-religiosa de la vida y del mundo”(Adame Goddard)
En días pasados la legisladora transgénero Salma Luévano, diputada de MORENA, utilizando como vestimenta una sotana y una mitra presentó una propuesta de reforma a los artículos 8 y 29 de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, la reforma consiste en agregar dos fracciones a la ley con el objetivo de sancionar las expresiones de odio contra la comunidad LGBT+.
Contradictorio el actuar de la legisladora que al presentar una propuesta que “combate el odio y fomenta el respeto”, lo haga ridiculizando símbolos importantes para quienes profesan la fe católica, que según datos del INEGI somos el 77.7% de la población en México. Y además presentando un argumento parcial y falso referente al magisterio de la Iglesia Católica.
Hoy más que nunca es oportuno recordar las palabras del Papa emérito Benedicto XVI en su mensaje a la Unión de Juristas Católicos Italianos en el 2006:
“A los cristianos nos corresponde mostrar que Dios, en cambio, es amor y quiere el bien y la felicidad de todos los hombres. Tenemos el deber de hacer comprender que la ley moral que nos ha dado, y que se nos manifiesta con la voz de la conciencia, no tiene como finalidad oprimirnos, sino librarnos del mal y hacernos felices. Se trata de mostrar que sin Dios el hombre está perdido y que excluir la religión de la vida social, en particular la marginación del cristianismo, socava las bases mismas de la convivencia humana, pues antes de ser de orden social y político, estas bases son de orden moral”.
Que Dios nos conceda como Iglesia, defender de los valores que dan sentido a la vida de la persona y salvaguardan su dignidad.
Fátima Anaya Ramírez/ Pastoral de la vida