Juan Jesús Hernández/Dimensión Diocesana de Música Litúrgica
Segunda parte
Planteaba en el artículo anterior sobre los inconvenientes de que los católicos utilicen música cristiana -protestante- en sus actividades, ya sean litúrgicas o evangelizadoras. Hoy quiero plantear tres situaciones especiales en los cantos cristianos, que debemos considerar.
1.El origen. Podríamos tener sed, y será fácil para nosotros beber cualquier tipo de agua; de lluvia, de la llave, de un charco, de un manantial … En teoría va a quitarnos la sed, pero no sabemos qué consecuencias tendrá a largo plazo; la única forma de preservar la salud es conocer el origen del agua. Aquí salimos del terreno de lo bueno-malo, y entramos al terreno de lo conveniente-inconveniente.
San Pablo en la carta a los Corintios dice: Todo está permitido, pero no todo me conviene. Todo está permitido, pero no todo me hace bien. (1° Cor 10,23 ). Por su origen, no nos es permitido escuchar música protestante, aunque somos libres de hacerlo, pero puede no ser conveniente escucharla. Nace en terrenos que no conocemos. No sabemos las intenciones del autor, sus ideales, sus hechos, sus prejuicios, sus frutos. Como católicos ignoramos todas esas cosas, lo único que nos interesa es que suene bonito, ‘que llegue al alma’. Incluso a muchos no les importa que venga de una persona que se dice amar intensamente a Dios, pero por otro lado ataca a nuestra Iglesia con fuertes calumnias e insultos que casi siempre van dirigidos a la jerarquía, a la Virgen y a los santos. Por muy bonito que suene esa música, no deja de tener ese origen ‘turbio’ a causa de las convicciones del autor. Si no nos importa el origen, podríamos caer en graves aberraciones.
2.La escencia. La música protestante tiene su origen en la doctrina protestante. Es su escencia o su sello, su propio ser. Cuando los protestantes componen un canto a Dios -en su doctrina-, en esencia están alabando a ‘su Dios’. Y hay una diferencia muy grande en cuanto a su concepto de Dios y el nuestro.
Para ellos Jesús no está presente en la Eucaristía, para nosotros la Eucaristía es lo esencial, de ahí que se quedan muy limitados al no tener lo esencial de Dios.
Esto se agrava cuando nuestros hermanos no solo desconocen la Eucaristía, sino que la desacreditan con mentiras y burlas.
La música protestante es doctrina protestante, eso es una verdad, y nadie puede negarlo o disfrazarlo para justificar que la escuchemos.
Algunas personas católicas me han compartido que “No pasa nada si escucho música protestante, mientras esté firme en mi fe y mis convicciones”, “Toda la música es de Dios, porque Él la hizo”, “Es el mismo Espíritu el que nos inspira”. Me parece que eso es relativizar, es como decir: “no pasa nada” “todo es lo mismo” …pero luego podemos caer en el “no te confieses, Dios es misericordioso y ya pagó por ti”, “con que creas en tu corazón, ya la hiciste”.
Claramente vemos que no es lo mismo y sí hay efectos, entonces vemos que la influencia protestante está latente.
3.La finalidad. Como sabemos, la finalidad de la música es transmitir ideas y sentimientos. En lo que se refiere a la música religiosa el fin es proyectar nuestra creencia, ayudarnos a elevar cuerpo y alma a un estado más espiritual, y es herramienta útil en llevar mensajes específicos. Desde hace muchos años los compositores de música se dieron cuenta de la influencia que esta tiene en los estados de ánimo de las personas. Existen tonalidades que debidamente armonizadas pueden proyectar distintas emociones (alegría, tristeza, coraje, euforia). Ese mismo conocimiento lo emplean las empresas publicistas y la mercadotecnia para hacer que la sociedad consuma un producto.
Por otro lado, los grandes productores musicales tienen bien estudiado qué es lo que realmente vende y los productores protestantes no se quedan atrás. Si hay algo que admirarles, es su profesionalismo y que “no dan paso sin huarache”, como se dice coloquialmente. Invierten fuertes sumas de dinero en grandes producciones, campañas publicitarias, mejores equipos y estudios de grabación, buenos instrumentos, estudios para sus músicos -¡incluso en instituciones de música católica! -.
En conclusión, debemos investigar el origen de los cantos, y si son cristianos, erradicarlos de las asambleas católicas y de la Liturgia. La música protestante es buena para los protestantes, pero para los católicos lo mejor es la música católica.
Mi sugerencia es buscar música católica, pues hay mucha y de muy buena calidad. Apoyar a los músicos católicos comprando sus producciones originales –no piratas-;asistir a conciertos y eventos católicos y recomendar música católica.
Podemos apoyar a quienes inician en el camino de la música, si no económicamente, al menos con palabras de aliento, con oraciones, con críticas constructivas, exigiéndoles un servicio digno y de calidad.
Luego de estas reflexiones podemos ver que si cantar cantos protestantes no es ecumenismo -pues los protestantes no cantan cantos católicos porque saben que los cantos católicos contienen doctrina católica-, entonces el verdadero ecumenismo consiste en establecer un diálogo con los hermanos separados dejando a un lado lo que nos separa y enfatizando lo que nos une.