Presencia
En días pasados, varios casos de jóvenes, hombres y mujeres de alrededor de 17 años reportados como desaparecidos, aparecieron en redes sociales y causaron preocupación social. Los usuarios de las redes estuvieron compartiendo pesquisas que el algunos casos se resolvieron de manera positiva con el hallazgo de la persona.
Sin embargo el problema de la desaparición forzada es un asunto que sigue latente en Juárez y en México, por ello la pregunta de esta semana es:
¿Cómo debe la sociedad ayudar a combatir el fenómeno a la desaparición de jovencitos y jovencitas?
Básicamente en los principios más básicos de seguridad, el 99% está en la comunicación. Cuando nosotros sabemos mantener un buen nivel de comunicación con nuestros hijos, sabemos dónde están y tenemos los teléfonos de sus amigos y si nos están comunicando constantemente sus movimientos, es una manera muy eficaz.
La otra manera es el uso de los sentidos, tenemos la vista no para ver, sino para observar, los oídos no para oír, sino para escuchar, entonces debemos estar siempre atentos a lo que nos marcan nuestros sentidos, lo más importante se llama premonición, es decir, cuando sentimos que hay algo mal: esa gente que viene ahí no me da confianza, ese carro se me hace sospechoso, eso se llama premonición y hay que hacerle caso.
Yo lo manejaría en dos niveles: en nivel material, digamos todo lo que físicamente podamos hacer a nivel de la prevención y la seguridad; y otra, un nivel espiritual, y esto está comprobado. Todas las personas que han tenido eventos de cualquier tipo de riesgo, que en ese momento se encomiendan a Dios, salen bien librados. Los testimonios, por ejemplo, cuando se dieron las matanzas en Estados Unidos en las escuelas, alguien debajo de un escritorio decía “Dios ayúdame” y en ese momento los atacantes se bloqueaban, no podían disparar o se iban a otro lado. Esos testimonios los pueden consultar en Internet, porque se salvaron… Estamos dotados de un ángel de la guarda y decía el Padre Pío que ‘lo tenemos de flojo’, ni nombre le ponemos, ni nos encomendamos, ni le hacemos caso. Es un guarura celestial que tenemos. Hay gente que dice ‘yo cuando salgo de mi casa lo primero que hago es, me persigno’, pues esa es una bendición, vamos protegidos. Queramos o no este mundo es de alguien que ya pagó por nosotros, y se llama Jesús y Él santificó este mundo con su Sangre y nos da la protección. Pero es como todo…cuando peleó David contra Goliat, no es que David peleó bien, sino que pensó bien. Cuando tienes un pensamiento positivo, te da el resultado positivo que esperas, entonces David pensó bien: ‘yo vengo armado con el Jefe Mayor’.
Son muy importantes esos principios materiales: comunicación, mantener una base de valores en la familia (los diez mandamientos y si rompemos un mandamiento, nos va a traer una consecuencia) y va muy ligada una cosa con la otra, pero yo pienso que si quisiéramos resaltar algo sería la comunicación. Cuando hay comunicación podemos evitar muchas cosas. Y tenemos que generar cultura de seguridad…en Juárez hemos tenido experiencias pero no las hemos aprovechado bien.
Oscar Kuri/ Experto en seguridad
Un periodista de crímenes estadounidenses, Billy Jensen, en su libro, narra la experiencia de su ayuda para resolver casos sin ser policía. La idea básica que el maneja es que las personas que cometen un crimen, por lo general están rodeadas de un entorno social que incluyen familia, amistades, conocidos, etc., en el que siempre hay alguien más que puede conocer o sospechar de los crímenes que se cometen. Con base en esto, él ha desarrollado un sistema en las redes sociales en donde pide ayuda a la comunidad, pero específicamente en los lugares donde acontecen los hechos violentos, y de esta manera personas lo han contactado para pasarle información que luego se envía a las policías, resultando en el arresto de personas culpables. Hay una necesidad de desarrollar una conciencia social para que podamos denunciar a las personas responsables de delitos aunque sean gente cercana a nosotros. Necesitamos una conciencia social y cristiana que busque la justicia aunque esta se aplique a gente que amamos y por la que nos preocupamos. Dios es un Dios de amor, pero también de justicia y así como todos tenemos la libertad de tomar nuestras decisiones, también tenemos la obligación de pagar por la consecuencia de nuestros actos. Cuántas veces no conocemos de personas, cercanas a nosotros, que hacen cosas que no deberían, y en vez de denunciarlo y hacer lo posible por corregir estas injusticias, lo tapamos, lo ignoramos, o pecamos de omisión. Esta actitud de indiferencia o de miedo no sólo lleva a que no se haga justicia, sino que es muy probable que la persona siga haciendo lo mismo en el futuro, porque el comportamiento pasado predice el comportamiento futuro. Debemos nosotros denunciar y hacer algo al respecto. También como sociedad, debemos analizar por qué hay personas que se dedican a este tipo de crímenes, y tomar los pasos necesarios para la prevención. Muchos de estos criminales empiezan desde su adolescencia o niñez debido a la falta de amor y educación en las familias, por falta de oportunidades económicas y educativas, llevándolos a integrarse a grupos delictivos donde les ofrecen estas cosas que no pueden recibir en el hogar. Deberíamos apoyar programas que brinden oportunidades de crecimiento a los niños, adolescentes y jóvenes, especialmente en zonas vulnerables, para alejar a todos ellos de este tipo de vida que resulte en más crímenes.
Dr. Oscar Esparza del Villar/ Catedrático universitario.
La desaparición de personas jóvenes, hombres y mujeres es alarmante, nuestra ciudad padece una pandemia de desaparición de personas. La sociedad debería tomar mayor conciencia de lo que significa para una madre, un padre, hermanos y hermanas, que a un hijo o hija la arrebaten así de pronto y no saber nada de ella por años.
Es importante ser más empáticos con todas las familias que están viviendo esta realidad tan dolorosa y tan frustrante, al constatar día con día que las autoridades responsables de investigar estos delitos, no lo hacen, por tanto las mismas familias tienen que ser quienes se lancen a investigar recorriendo cerros y veredas, hospitales, lugares de detención, en la búsqueda de su familiar.
La sociedad juarense no debe normalizar la violencia, y menos cuando se trata de nuestros jóvenes y no debe creer lo que dicen las autoridades y algunos medios de comunicación, eso de que ‘en algo andaban’, porque en muchísimas ocasiones no es verdad, solamente son jóvenes en riesgo. Tenemos que cuidar de esta parte tan importante en nuestra sociedad, generando confianza, empatía, no haciendo juicios, que a veces nos llevan a la exclusión, y a verlos de diferente manera, sin preguntarnos a qué situaciones se tienen que enfrentar para sobrevivir.
Tenemos que construir una sociedad más humanizada, más respetuosa del otro y la otra, vernos como iguales, de tal manera que cuando ofenden y lastiman a una persona de nuestra comunidad, nos lastiman a todos y todas. Deberíamos comprometernos más cuidando unos de otros.
Silvia Grijalva/ Centro de Derechos Humanos Paso del Norte
Podemos combatir la desaparición de la juventud, tanto de varones como de mujeres, evitando la permisividad de la familia e insistiendo en sembrar valores en sus hijos e hijas y sin llegar al extremo de coartar la libertad, enseñarles estrategias de autocuidado, de ellos y de ellas y también de sus compañeros y compañeras. Algo así un poco más macro: tejer redes que actúen y exijan a las autoridades respectivas, sobre todo a las gubernamentales, investigaciones sobre estas desapariciones con principio, medio y fin y también reformar algunas leyes para que puedan ser aplicadas también con este ‘principio, medio y fin’ sin que queden en letra muerta.
Y también que toda la sociedad tomemos conciencia de por qué estamos inmersos en este sistema capitalista que ha traído muchos contravalores, y se ha instalado el crimen organizado en nuestras sociedades, en nuestra sociedad mexicana, en nuestros pueblos de América Latina y está tomando mucha fuerza y la juventud está muy vulnerable y quedan presas y presos de estas redes criminales, no solamente del narcotráfico, sino de otras. Yo quiero hablar del crimen organizado en general pero hay otros grupos, otros sectores que también hacen desaparecer a la juventud. Despertemos a tener conciencia, hagamos movimientos, aunque sea pequeños, para poder auto cuidarnos, para poder ir monitoreando, que realmente tengamos una responsabilidad personal y también social para que esto se frene. Esto es muy grande, es un monstruo, y a veces cuesta hacer algunas cosas porque sabemos que en cualquier cosa está la muerte de por medio y peligra la vida.
Hna. Manuela Rodríguez/ Religiosa Oblata del Santísimo Redentor