Lectio Divina correspondiente 3 de septiembre de 2023, Domingo XXII del Tiempo Ordinario…Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Mateo 16, 21-27
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y que tenía que sufrir mucho por causa de los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que lo matarían y al tercer día resucitaría. Entonces Pedro, tomándolo aparte, se puso a reprenderlo: –Dios no lo quiera, Señor; no te ocurrirá eso. Pero Jesús, dirigiéndose a Pedro le dijo: –¡Colócate detrás de mí, Satanás! Eres para mí un obstáculo, porque no piensas como Dios, sino como los hombres.
Y dirigiéndose a sus discípulos añadió: –Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, cargue con su cruz, y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la conservará. Pues ¿de qué le sirve a uno ganar todo el mundo, si pierde su vida? ¿O qué puede uno dar a cambio de su vida? El Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles. Entonces tratará a cada uno según su conducta. Les aseguro que algunos de los aquí presentes no morirán sin ver antes al Hijo del hombre venir como rey. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿A qué lugar les anuncia Jesús a sus discípulos que debe ir? Además, les dice que ahí sufriría mucho ¿a causa de quiénes?
Jesús anuncia por primera vez, en el Evangelio según san Mateo, que lo matarían, pero ¿Qué sucedería al tercer día?
Jesús condiciona a sus discípulos asegurándoles, que si alguno desea ir detrás de él (seguirlo) deberá renunciar a sí mismo y ¿qué más les pide?
Por último, Jesús avisa que, al final, cuando el venga con la gloria del Padre ¿seremos tratados según qué criterio?
Breve Estudio Bíblico
Jesús y sus discípulos se encontraban en la región de Cesarea justo antes del inicio de nuestra lectura del evangelio del domingo XXII; ahí Pedro acababa de reconocer a Jesús como el Hijo de Dios y Jesús le había designado como la piedra sobre la que edificaría su Iglesia. Jesús ahora hace el (primer) anuncio de su Pasión, Muerte y Resurrección a los discípulos, sin embargo, Pedro y los discípulos aun piensan en un Mesías que iría victorioso a reinar en Jerusalén (a favor de los pobres y oprimidos) y por eso Pedro toma el papel de ser piedra de tropiezo (skándalon), siendo un tentador para Jesús, por ello es severamente rechazado, corregido, y puesto en su lugar (atrás del Maestro). Jesús no pretende el poder sino entregar su vida por nosotros, iría a Jerusalén donde sufriría y moriría para extender el Reino. Cuando Jesús hace el llamado para seguirle no habla de una entrega masoquista de nuestra vida al sufrimiento, sino implica superar nuestro egoísmo y buscar el bien de los demás. También en ese sentido, tomar la cruz, debemos entenderla no como una carga, sino como una decisión personal a favor de Jesús.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Después de 2,000 años ¿entendemos el verdadero sentido de la entrega de Jesús, de su sufrimiento y su resurrección? ¿sentimos nuestra la redención que solo a través de él nos fue concedida? ¿nos sabemos y actuamos como seguidores de Jesús?
Así como los discípulos querían un reino terrenal donde el Mesías, esperado por generaciones, llegara con fuerza y poder para subyugar a quienes oprimían al pueblo y traer el bienestar ¿no has deseado esto en forma de un milagro portentoso? deseando que todo se nos solucione por la fuerza o a través de un gran milagro en lugar de involucrarnos y cargar la cruz.
A veces queremos acomodar el evangelio a nuestro favor o justificar nuestra conducta con aquella frase (ya popular) “Dios es amor y todo lo perdona” olvidando el arrepentimiento, la reparación del daño y sin recordar que el Señor habrá de tratarnos según sea nuestra conducta. ¿Cuándo fue la última vez que acudiste al sacramento de la reconciliación? Nuestra Iglesia está siempre ahí dispuesta a que te reconcilies con el Señor, no debemos solo utilizar una frase para justificar lo que en consciencia sabemos es contrario a las enseñanzas de Jesús.
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor,
ayúdame a no ser piedra de tropiezo para otros,
enséñame, corrígeme, para que pueda aceptar tu voluntad,
fortalece mi fe y así tome mi cruz
y pueda seguirte.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
« Renueven su interior, para que puedan descubrir cuál es la voluntad de Dios »
(Romanos 12,2)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
El evangelio de este domingo termina provocando una reflexión sobre cómo seremos tratados por el Señor, su Palabra nos dice que eso depende de nuestra conducta. Haz pues esta semana una seria reflexión sobre si tu conducta refleja la fe que como cristiano profesas. Recuerda que nuestros sacramentos son un camino seguro de salvación, acudir a la Iglesia y reconciliarnos con el Señor puede ser un inicio para mostrar nuestra conversión, nuestro caminar nuevamente por el Camino de Jesús.
Propuesta: Recordemos que dentro de nuestra conducta cristiana están las obras de misericordia, el ayudar a quienes pasan por momentos difíciles por carencias materiales o enfermedades donde no solo es el dolor físico, sino el dolor de la soledad. Hagamos esta semana el propósito de visitar o llamar a nuestros enfermos y, si nos es posible, llevemos ayuda material (alimentos no perecederos, leche para bebe y pañales) a los centros de acopio del ministerio de caridad de nuestra parroquia.
Primera Lectura: Jeremías 20, 7-9
Salmo 62
Segunda Lectura: Romanos 12, 1-2
Color: Verde