Gustavo Mendez Aguayo/ Abogado y contador
El 12 de julio se conmemora el día del abogado, debido a que en esa fecha, pero de 1553 se realizó la primera conferencia de derecho en México y América Latina, en la UNAM. La primera vez que se conmemoró en nuestro país fue en 1960, durante el gobierno del Licenciado Adolfo López Mateos, presidente de México en el periodo de 1958 a 1964.
En esta ocasión abordaremos algunas de las reglas de la vida diaria que propone San Benito de Nursia, quien fue un monje cristiano, considerado el iniciador de la vida monástica en Occidente y venerado como santo por las Iglesias católica, ortodoxa y luterana, enfocadas a la reforma judicial y sobre todo a los nuevos juzgadores que el próximo primero de septiembre ocuparán los cargos a los que fueron electos.
- Escucha hijo. “Para escuchar, primero debemos mantener silencio”, respecto de esta primera regla esperamos ser escuchados, nos referimos a que cada una de las partes dentro del juicio podamos alegar lo que corresponda conforme al derecho que pretendemos para los justiciables, que se nos permita exponer la teoría del caso y probarla, es decir, que no se prejuzgue en ningún juicio.
- El trabajo nos ayuda a conservar la mente sana. “La ociosidad es la enemiga del alma”, en este sentido solicitamos a los jueces sean buenos administradores del tiempo, lo que debe permitirles atender a los justiciables y a sus abogados, pero también actualizarse, ya que el derecho es dinámico, así como, conocer a su personal, identificar sus mejores talentos, virtudes y experiencia.
- Transformar toda tarea en oración. “El trabajo debería considerarse como un servicio al prójimo”, para ello esperamos que los nuevos juzgadores no se vayan a marear a la primera de cambio y pierdan el piso, sino que su función la realicen de forma responsable y diligente.
- Nuestros días deberán seguir un ritmo. “La regla impone un tiempo para todo”, ya que su función implica diversas obligaciones, estar presentes en las audiencias, escuchar a las partes, conocer de primera mano las pruebas y alegatos de las partes, igualmente es firmar acuerdos, pero para ello habrá primero que revisarlos, así mismo, se trata de conocer a fondo cada caso para poder dictar sentencia.
- Ser atentos con los demás. “El respeto debe caracterizar todas nuestras relaciones con las personas”, lo que implica una congruencia en las relaciones personales, no basta ser atento con los justiciables, mucho menos únicamente con los abogados, sino también con los compañeros del juzgado en el que queden adscritos e incluso con el resto de los trabajadores del poder judicial.
- Practicar la disciplina. “Ser puntual a cualquier cosa que se tenga que hacer”, ya precisamos que son diversas las funciones de un juzgador, sin embargo, ello no debe ser una excusa o pretensa justificación para hacer esperar a personas citadas para alguna diligencia, mucho menos para no estar a tiempo para el inicio de una audiencia; la puntualidad es un elemento de la disciplina.
- Leer a menudo para nutrir mente y alma. “Se deben leer libros edificantes”, ya lo dice el decálogo del abogado, el que establece principios éticos del ejercicio profesional: estudia, porque el derecho se transforma constantemente y si no sigues sus pasos, serás cada vez menos abogado. Esta obligación desde luego que le alcanza a los juzgadores, quienes tienen la innegable obligación de la educación continua y/o actualización académica.
- Entender las propias prioridades. “Tenemos que saber cuáles son nuestras prioridades y respetarlas en la manera en que empleamos nuestro tiempo”, la administración del tiempo y la jerarquía de asuntos es transcendental, sobre todo cuando hablamos de la materia familiar y más aun tratándose de juicios en los que están involucrados niñas, niños y/o adolescentes, tan es así que la legislación sobre ellos, establece un principio de prioridad.
- Hacer las paces con los demás. “Busca la paz y síguela”, el decálogo del abogado reza que la abogacía es una lucha de pasiones, las cuales se exponen, argumentan y hacer valer ante el juzgador, quien deberá en todo momento estar temperado por las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza), ya que siempre deberá ser objetivo y procurar en todo momento enconos y fricciones innecesarias, por el contrario, aun en el conflicto de las partes, deberá mediar, buscar y procurar la paz entre los contendientes.
- Vivir cada día como si fuera el último. “Esto nos ayuda a recordar nuestras prioridades y centrarnos en lo esencial”; reza la sabia filosofía popular: no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, definitivamente que la carga de juicios será demasiada y cada asunto para el juzgador será uno más, sin embargo, para las partes puede representar la vida, la salud, el patrimonio, el amor de los hijos, la paz, la estabilidad, por eso pedimos que la entrega de los juzgadores sea atendiendo igualmente esta regla.
Me permití hacer esta analogía para ilustrar lo que esperamos de los nuevos juzgadores. Y no es que yo sea un aguafiestas, pero además de felicitar a mis colegas abogados y a los nuevos jueces, bien podríamos invitarlos a no hacerle al monje, y respetar en todo momento la reglas propuestas. ¡Felicidadesa todos mis colegas abogados!