Lectio Divina correspondiente al 18 de septiembre, Domingo XXV del Tiempo Ordinario … Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 16, 1-13
Decía también a sus discípulos: –Había un hombre rico que tenía un administrador, a quien acusaron ante su señor de malgastar sus bienes. El señor lo llamó y le dijo: «¿Qué es lo que oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque no vas a poder seguir desempeñando ese cargo». El administrador se puso a pensar: «¿Qué haré ahora que mi señor me quita la administración? Ya no tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que haré para que alguien me reciba en su casa, cuando me quiten la administración». Entonces llamó a todos los deudores de su señor y dijo al primero: «¿Cuánto debes a mi señor?». Le contestó: «Cien barriles de aceite». Y él le dijo: «Toma tu recibo, siéntate y escribe en seguida cincuenta». A otro le dijo: «Y tú, ¿cuánto debes?». Le contestó: «Cien sacos de trigo». Él le dijo: «Toma tu recibo y escribe ochenta». Y el señor alabó a aquel administrador infiel, porque había obrado sagazmente. Y es que los que pertenecen a este mundo son más sagaces con su propia gente que los que pertenecen a la luz. Por eso les digo: Gánense amigos con los bienes de este mundo. Así, cuando tengan que dejarlos, los recibirán en las moradas eternas. El que es de fiar en lo poco, lo es también en lo mucho. Y el que es injusto en lo poco, lo es también en lo mucho. Pues si no fueron de fiar en los bienes de este mundo, ¿quién les confiará el verdadero bien? Y si no fueron de fiar administrando bienes ajenos, ¿quién les confiará a ustedes? Ningún criado puede servir a dos señores, pues odiará a uno y amará a otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿A quién dirige Jesús esta enseñanza?
Dentro de la parábola que utiliza como método de aprendizaje ¿quiénes son los protagonistas principales?
El amo al darse cuenta de los métodos deshonestos que utilizó su administrador ¿cómo reaccionó?
Jesús afirma que los hombres de este mundo son más sagaces que los que pertenecen ¿a dónde?
Dentro de la enseñanza Jesús menciona que quién es de fiar en lo poco, también lo será en lo mucho ¿pero que dice sobre los injustos?
Al final de la lectura del Evangelio ¿con qué frase concluye Jesús?
Breve Estudio Bíblico
Las lecturas de este domingo XXV nos cuestionan de manera directa, nos invitan a reflexionar primeramente en la forma justa o injusta de hacernos de los bienes que poseemos. El profeta
Amós nos recuerda que Yahvé no olvidará el abuso hacia los débiles. San Pablo en su primera carta a Timoteo nos invita a la oración de unos por otros haciéndonos conscientes de que Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de Cristo, de la Verdad; Pablo pide que nuestra oración sea con manos piadosas, es decir que la caridad, nuestras obras, deben acompañar nuestra oración. San Lucas en este pasaje de su Evangelio nos narra un momento en que Jesús enseña a sus discípulos a través de una parábola que hace notar cómo un administrador deshonesto logra asegurar sus días posteriores a su despido inminente; la idea central de la parábola no es hacer ver bien al administrador en su estafa, ni tampoco la aceptación del ilícito por parte del amo quién, más que aceptar el robo, solo reconoce lo bien hecho de la estafa; aquí Jesús enseña cómo a través de la mala utilización de los bienes este administrador logra asegurar casa donde vivir una vez que sea despedido, para luego contrastar con la recompensa al ganar una morada eterna para quién haga buen uso de los bienes de este mundo. La enseñanza no termina ahí pues Jesús hace notorio lo difícil que es servir al mismo tiempo a dos amos dejando ver que el amor a las posesiones materiales puede alejarnos del amor a Dios, del amor al prójimo.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Jesús utiliza la llamada “parábola del administrador infiel” para mostrar cómo los hombres que pertenecen a lo mundano son más sagaces que los cristianos y por eso les hace la recomendación a sus discípulos de ganar amigos con los bienes de este mundo, de aplicarlos adecuadamente a través de la caridad y así obtendrán un lugar en la morada eterna. ¿Eres justo al ganar tu dinero? ¿destinas alguna parte de tus bienes a la caridad?
La dualidad de amos siempre es un conflicto, sin embargo, a veces deseamos obtener bienes materiales para nuestro disfrute o para el de nuestra familia y en ese afán nos podemos perder y empezar a buscar más lo material que el amor y afecto a nuestra familia ¿llevo una vida equilibrada en ese sentido? ¿dedico el tiempo necesario a mi familia?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
haz que, después de escuchar tu Palabra
y tus enseñanzas, estas lleguen a mi corazón.
Haz que tenga la voluntad de hacer vida lo que dicen tus palabras.
Señor,
Llena mi espíritu con el valor necesario para seguirte,
con el coraje necesario para reconocerte como mi único Señor
con el amor necesario para compartir mis bienes con el necesitado y olvidado.
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe: « quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad » (1 Tim 2, 4)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
San Lucas en este domingo XXV nos narra parte de las enseñanzas de Jesús cuando él se dirigía a Jerusalén; rodeado de sus discípulos les muestra la importancia de saber aplicar los bienes materiales, así como lo decisivo que puede ser pretender servir a dos amos; a Dios y al dinero.
Propuesta: Esta semana reflexionaré sobre la importancia que doy a lo material en contraposición del amor y afecto que entrego a mis seres queridos. Pensando en lo necesario de acompañar la oración con las buenas obras, compartiré con los más necesitados y olvidados parte de lo que Dios me ha dado a través del ministerio de caridad de mi parroquia.
Primera Lectura: Amós 8, 4-7
Salmo 112
Segunda Lectura: 1 Timoteo 2, 1-8
Color: Verde