Presencia
El cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, uno de los seis cardenales con los que cuenta México (dos electores y cuatro que no lo son por edad) respondió a preguntas de Periódico Presencia sobre el Cónclave que está por iniciar en Roma, para elegir al sucesor de Pedro como el 267 pontífice de la Iglesia, tras la muerte del Papa Francisco.

Entrevistado vía mail, el cardenal Arizmendi, quien recibió el palio cardenalicio precisamente por el Papa Francisco, comparte brevemente sobre la relación que tuvo con el recién fallecido pontífice.
Como se recordará, el Papa Francisco durante su visita a México en 2016 también asistió a San Cristóbal de las Casas, diócesis entonces dirigida por el cardenal Arizmendi. Lo hizo como un reconocimiento a la Pastoral indígena impulsada por el propio obispo Arizmendi, pero desde el gobierno diocesano del obispo Samuel Ruiz, cuya tumba visitó el Papa Francisco el mismo 2016.
¿Cómo se siente tras la muerte del papa Francisco -el papa que lo creó cardenal-?
Me impactó su muerte inesperada tan pronto, porque el domingo anterior todavía lo vimos en su servicio, aunque con muchas limitaciones. No me siento propiamente triste, porque ya se preveía que podría fallecer, dadas sus condiciones de salud, o presentar su renuncia. Lo que más sobresale en mis sentimientos en agradecer a Dios por su gran servicio pastoral y confiar en que ya esté disfrutando la Pascua eterna.
¿Papa Francisco era su amigo? ¿Cómo se conocieron y cómo fue su relación?
No fuimos amigos. Nos conocimos en Aparecida, durante la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, pero sin mucha relación personal. Escuchó mis propuestas sobre pastoral indígena. Por ello, siendo él presidente de la Conferencia Episcopal de Argentina, me pidieron ir allá con todos los obispos a exponerles esta pastoral y me escuchó. Después, siendo ya Papa, en varias ocasiones me recibió para presentarle asuntos de la diócesis de San Cristóbal de Las Casas, sobre todo lo relacionado con pastoral indígena, y por ello se interesó en visitar nuestra diócesis en febrero de 2016, para comprobar si era cierto lo que platicábamos.
¿Qué considera que lo más importante del papado de Francisco? ¿Cuál es su legado más valioso?
Su pasión por Jesucristo y por su pueblo. Las dos cosas. Pasión por Jesucristo, porque era un apasionado de Jesús, convencido de la centralidad de la relación personal con el Señor, y por tanto de la oración, de la adoración, de la contemplación, de la liturgia. Pero, a partir de esa fuente, su pasión por servir al pueblo, al estilo de Jesús, con cercanía y amor, preocupándose siempre por los pobres, los descartados, los no nacidos, los ancianos, los migrantes, los presos, el cambio climático, la paz y la fraternidad universal, pero siempre al estilo de Jesús y en total fidelidad al Evangelio.
¿Usted participará en el Cónclave? ¿Por qué?
No, porque a partir de los 80 años, ya no participamos.
De este cónclave ¿Tiene algún o algunos candidatos favorito? ¿Quién le gustaría que sea el próximo papa y por qué?
Claro que sí lo tengo y sólo Dios lo sabe.
¿Hacia dónde debe ir la Iglesia con la elección de un nuevo papa? ¿Qué deben los cardenales considerar del candidato más viable?
Con un profundo amor a Jesucristo y a la humanidad. Que nos ayude a ser esa Iglesia misericordiosa y cercana, compasiva y amorosa con todos, sobre todo con quienes se sienten lejos, heridos por la Iglesia, o condenados. No es para consentir en el pecado, sino para acercarlos a Dios, reciban su amor y cambien de vida.
¿Cómo seguirá usted el desarrollo del Cónclave?
Por los medios informativos y por informaciones que nos puedan llegar directamente de allá.
¿Hay algo más que quisiera agregar para nuestros lectores?
Que no se dejen impresionar por tantas opiniones y juicios que se emiten al respecto. Que oremos al Espíritu Santo, que ilumine a los cardenales, para que tomen una buena decisión, pensando bien siempre en Jesús y en su Pueblo.