Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Sean bendecidos todos con el amor de Dios en este Domingo XVI del tiempo ordinario. Hemos vivido una semana muy intensa con varios aspectos que quiero comentar con ustedes. Uno, el tema de la paz, de la oración por la paz que todo México, todos los obispos, todas las diócesis, todas las parroquias, todos estamos implementando. Actividades muy diversas por la paz. Nosotros hemos organizado eventos, sobre todo les anticipo la invitación para la vigilia por la paz que realizaremos el jueves 28 de julio a las 6 de la tarde. Convocamos a reunirnos en la plaza que está a un costado de la parroquia San Felipe de Jesús, de ahí partiremos en dirección a El Punto en procesión, todos con su vela, todos de blanco, para en punto de las 7 comenzar la vigilia de oración. ¡Hagan publicidad! ¡Promuevan este evento! quiero que se llene El Punto, que todos estemos presentes.
Sobre la peregrinación
Por otra parte, hemos ido felizmente en peregrinación a Cristo Rey, al Cubilete, y a la Basílica de Guadalupe. El pasado jueves a Cristo Rey, y el viernes a la Basílica de Guadalupe.
Fueron 13 ó 14 autobuses en peregrinación, una gran participación de fieles y algunos sacerdotes a esos lugares muy emblemáticos: Cristo Rey, que es el centro de la República en la montaña del Cubilete, donde fuimos a rendirle obediencia y amor a Cristo Rey para pedirle que nos siga bendiciendo. Y el viernes fuimos a la Basílica, una misa preciosa en ambos lugares, donde yo he pedido por nuestra diócesis amada de Ciudad Juárez, por todos nosotros, pero el tema principal es la paz. Le pido Cristo Rey y a Nuestra Madre Santísima, la Virgen de Guadalupe, nos bendigan con el don de la paz.
Estamos viviendo tiempos muy difíciles, muy complicados y necesitamos recibir el regalo de la paz de Cristo, pero también comprometernos a ser artesanos de la paz.
Martha y María
Este domingo en el evangelio de San Lucas se nos narra cómo Jesús llega a una casa a Betania con sus amigos. Ahí llegaba frecuente con Lázaro con Martha y María a descansar, a comer, se sentía a gusto. Así debemos ofrecerle nuestra casa a Jesús, es decir nuestro corazón, para que Jesús venga y descanse. Recibe a Jesús en tu casa y tu casa es todo nuestro país: Ven, Jesús a nuestra casa sagrada, en nuestro país necesitamos tu presencia, ven a habitar entre nosotros, en cada Estado; cada ciudad, cada diócesis es esa casa de Betania. Jesús viene, quiere entrar a mi casa y que a ejemplo de Martha y María lo acojamos, lo recibamos con amor para esa presencia de Jesús, su paz este contigo, con nosotros.
La presencia de Jesús en nuestra casa es la presencia de amor, de vida, de paz, recibámoslo como lo reciben siempre Martha y María, dos personas que se complementan en su modo de ser ante Jesús: Martha trabajando, hacendosa, muy trabajadora, arreglando la casa, preparando todo para atender al maestro. El trabajo, la dedicación, la responsabilidad, una mujer de hogar. Y María que se sienta a los pies de Jesús, dice el texto, a escuchar, a ver, a contemplar, a estar con Dios.
Las dos hermanas se complementan y todos debemos reunir estas dos actitudes en la vida: ser personas trabajadoras, responsables, hacer lo que tengamos que hacer con alegría, con gozo, trabajar en la casa, en donde sea, pero también con la actitud de María ponernos a los pies de Jesús.
¡Cuánta falta nos hace ponernos a los pies de Jesús! Ahí en el sagrario, ante el Santísimo ir, ponerme de rodillas, sentadito, de pie, como queramos y escuchar a Jesús, contemplar a Jesús.
La mejor parte
Las dos posturas se complementan, ciertamente Martha se desespera y a manera de reclamo le dice a Jesús: “ Jesús dile a María que me ayude”, pero también Jesús responde de una manera muy interesante: -‘Martha, Martha, muchas cosas te preocupan’… y es verdad, tantas cosas que nos preocupan, la familia, el trabajo, la salud, nuestro país, mi diócesis, mis sacerdotes; me preocupa la situación que estamos viviendo en el país, la violencia, los asesinatos, la injusticia, los migrantes. Y hay que preocuparnos y ocuparnos, trabajar, pero hoy nos pide el Señor ponernos a los pies de Jesús. María ha escogido la mejor parte.
Por eso los obispos hemos convocado siempre, pero estos últimos días de julio, a orar por la paz, en hora santa, celebraciones, rosarios, lectios divinas, vigilias y los domingos con intenciones muy particulares en torno a la paz.
Todos debemos ser como la María del evangelio, México y Ciudad Juárez ser María, es decir, ponernos a los pies de Jesús. Sí, me preocupan muchas cosas, pero hay que ocuparnos, analizar la realidad y juzgarla. ¿Qué vamos a hacer todos?
Estos días seamos María, hagamos oración y esa oración que persevere no nada más hoy o estos 15 días, sino que siempre escojamos la parte mejor, es decir, escojamos a Cristo, a Dios, a la paz, la vida, la verdad, la justicia, el amor y el perdón. Escojamos la mejor parte, que es la luz y la paz de Cristo, al mismo Cristo, Nuestro Señor.
Creer y esperar
San Pablo en la carta a los colosenses da su testimonio: ‘Ahora me alegro de sufrir por ustedes’ Los momentos difíciles vivámoslos con fe y amor, es el dolor de un pueblo, de una humanidad que sufre por tanta maldad. Unámonos a Jesús en su Pasión y que Él complete en nosotros lo que nos falta, que es mucho.
Por eso también la oración colecta dice: ‘Sé propicio, Señor, con tus siervos y multiplica sobre mí los dones de tu gracia’ para que fortalecidos en la fe, en la esperanza y la caridad reforzar la confianza en Dios, en Jesús, en nadie más.
Queridos hermanos: el Señor nos da su amor, nos bendice abundantemente. Entonces hay que creer, esperar, confiar en Dios ¡Tú eres mi auxilio! y elegir la mejor parte, como María.
El Señor les ayude, les fortalezca y los llene de su amor. La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo permanezca siempre con ustedes. Un abrazo y bonito domingo.