Lectio Divina correspondiente al 30 de octubre, Domingo XXXI del Tiempo Ordinario … Reflexión y acción de la Palabra de Dios, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico san Jerónimo…
Jorge Sánchez/ IBSJ
- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 19, 1-10
Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Había en ella un hombre llamado Zaqueo, jefe de los que recaudaban impuestos para Roma y rico; quería conocer a Jesús, pero como era bajo de estatura, no podía verlo a causa del gentío. Corriendo se adelantó y se subió a un árbol para verlo, porque iba a pasar por allí. Cuando Jesús llegó a aquel lugar, levantó los ojos y le dijo: –Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa. El bajó a toda prisa y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban y decían: –Se ha hospedado en casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso en pie ante el Señor y le dijo: –Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres y, si engañé a alguno, le devolveré cuatro veces más. Jesús le dijo; –Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también éste es hijo de Abrahán. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido. (Texto tomado de la Biblia de América)
Después de haber leído el evangelio, hagámonos las siguientes preguntas para una mejor comprensión del texto:
¿A qué población entra Jesús? ¿Quién era y a qué se dedica Zaqueo? ¿Qué pretendía Zaqueo al subirse a un árbol? ¿Cuál fue la actitud de Zaqueo al momento que Jesús le habla? ¿Qué murmura la gente cuando Jesús se hospeda en casa de Zaqueo? ¿A dónde dice Jesús que ha llegado la salvación?
Ante la acción de justicia que manifiesta Zaqueo, Jesús aprovecha y deja en claro su misión ¿a qué ha venido Jesús?
Breve Estudio Bíblico
Este pasaje sólo se encuentra en el Evangelio según San Lucas y nos muestra a Jesús cuando atraviesa el poblado de Jericó mientras se dirige a Jerusalén: va rumbo al fin, a sufrir su Pasión, Muerte y Resurrección. Los personajes centrales son Jesús, Zaqueo y un grupo de personas que al parecer han prejuzgado a Zaqueo como un pecador por el hecho de ser rico y desarrollar una actividad que es mal vista por el pueblo (recaudador de impuestos para Roma). La intención de Jesús de hospedarse en la casa de un rico y considerado pecador resulta contradictoria para la gente, sin embargo, la narración nos muestra a Zaqueo como una persona que busca y se esfuerza por conocer al rabí, del que seguramente ha escuchado sus dichos y hechos; quiere “ver” a Jesús y, debido a su corta estatura, se sube a un arbusto para al menos observarlo de lejos. Jesús lo mira y se dirige a él con una auto invitación para hospedarse en su casa: la reacción de Zaqueo no se deja esperar y con alegría le recibe. Ante las murmuraciones, Lucas nos describe quién es Zaqueo: una persona que está dispuesta a ayudar a los pobres, que quizás lo hace de manera cotidiana y muestra su honradez al manifestar que reparará el daño sí es que ha defraudado al alguien. Vemos como Jesús no hace, como en otras ocasiones, comentario alguno sobre su conversión, quizás porque Zaqueo había sido prejuzgado equivocadamente y la gente no podía imaginar que un hombre rico tuviera esas virtudes de justicia hacia los pobres y una honradez que lo lleva a ofrecer una restitución fuera de los normal (cuatro veces). Zaqueo no conocía hasta entonces al Maestro, al santo de Yahvé, al Hijo del hombre y aun así Jesús le afirma que ya ha llegado la salvación a su casa, a su familia, a los suyos. Ahora Zaqueo aparte de ser un hombre justo y honrado, deberá seguir al Maestro.
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
Para profundizar en el Evangelio contestémonos a nosotros mismos, con sinceridad, las siguientes preguntas:
Lucas nos muestra a un hombre con un gran interés por conocer a Jesús, aunque sea de lejos, sin embargo, recibe un llamado personal para conocerlo e incluso compartir la mesa y su casa. Ante este llamado Zaqueo se siente contento y le recibe hasta con cierta prisa. ¿Cuántas veces recuerdas haber recibido este llamado? ¿Cómo ha sido tu respuesta?
Zaqueo parece ser juzgado duramente por todos por el solo hecho de ser rico y recaudador. ¿Alguna vez has juzgado a una persona por lo que tiene o por su actividad sin conocerlo realmente? Sin importar cuántos bienes se posean, lo importantes es seguir y reconocer a Jesús como nuestro Señor.
El hecho de poseer bienes no es pecado, el no compartir con el necesitado y defraudar a otros es lo que no es correcto y es un rechazo al llamado del Señor. ¿Compartes con los olvidados y necesitados parte de los dones que has recibido de parte de Dios?
Aceptar a Jesús en tu corazón es llevarlo a tu casa, es llevar la salvación con los tuyos. ¿Estás dispuesto a escuchar y atender a su llamado?
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor Jesús,
enséñame a no ser juez de mis hermanos,
enséñame a compartir con el necesitado,
permite que mi corazón se abra tu llamado.
Señor,
gracias porque cada día me invitas a tu mesa,
gracias por que cada día me invitas a conocerte a través de tu Palabra
ayúdame a responder a tu llamado, fortalece mi fe para seguirte
Amén.
- Contemplación:
Para intensificar la contemplación repitamos varias veces un versículo de la Sagrada Escritura durante la semana para que alimente nuestra fe:
« corriges poco a poco a los que caen, los reprendes y les recuerdas su pecado,
para que se aparten del mal y crean en ti, Señor » (Sabiduría 12, 2)
- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
San Pablo, en su segunda carta a la comunidad de Tesalónica, nos hace ver la importancia de la oración para que cualquier acción inspirada por la fe, llegue a buen término. Nos muestra lo importante de acompañar nuestras acciones de ayuda a los necesitados con la oración, de esa manera nuestro Señor será glorificado (Cf 2Tes 1,11; 2Cor 9, 12-13).
Propuesta: Esta semana reflexionaré sobre la importancia de acompañar las acciones de caridad con la oración y así nuestras buenas obras serán un medio para que otros glorifiquen al Señor. A través del ministerio de caridad de mi parroquia haré llegar ayuda material a nuestros hermanos que se encuentran en una situación de necesidad y soledad, compartiré con ellos parte de lo que el Señor me ha dado.
Primera Lectura: Sabiduría 11,22 – 12,2
Salmo 144
Segunda Lectura: 2 Tesalonicenses 1,11 – 2,2
Color: Verde