Lectio Divina correspondiente al Tercer Domingo de Pascua (18 de abril)…Reflexión y acción de la Palabra de Dios para este tiempo de Pascua, con la guía de integrantes del Instituto Bíblico San Jerónimo…
Jorge Sánchez/ IBSJ
1.- Lectura: ¿Qué dice el texto?
Lucas 24, 35-48
Ellos, por su parte, contaban lo que les había ocurrido cuando iban de camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Estaban comentando lo sucedido, cuando el mismo Jesús se presentó en medio y les dijo: –La paz esté con ustedes. Espantados y llenos de miedo, creían ver un fantasma. Pero él les dijo: –¿De qué se asustan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse de que un fantasma no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo. Y dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como aún se resistían a creer por la alegría y el asombro, les dijo: –¿Tienen algo de comer? Ellos le dieron un trozo de pescado asado. Él lo tomó y lo comió delante de ellos. Después les dijo: –Cuando aún estaba entre ustedes les dije que era necesario que se cumpliera todo lo escrito sobre mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: –Estaba escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se anunciaría a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, la conversión y el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de estas cosas.
(Texto tomado de la Biblia de América)
Breve Estudio Bíblico
Para el tercer domingo de Pascua la primera lectura del libro de Hechos de los Apóstoles (3, 13-16.17-19) nos presenta un discurso de San Pedro donde nos hace un llamado, en nombre de Jesús, a convertirnos y arrepentirnos para que nuestros pecados sean perdonados. En la segunda lectura el Apóstol San Juan (1 Jn 2,1-5) nos recuerda que, si sucumbimos al pecado, tenemos ante el Padre un abogado: Jesús el Justo, quien murió por nuestra redención. Además, esta carta nos aclara que la señal de que le conocemos es guardar (obedecer en la fe) sus mandamientos y de esa manera llegará a nosotros la plenitud de su Amor.
En lectura del Evangelio del tercer domingo de Pascua, San Lucas nos narra una de las múltiples apariciones del Resucitado. Jesús se presenta a los Apóstoles reunidos en Jerusalén, incrédulos ante lo que veían, el Maestro les muestra sus manos, sus pies e incluso comparte alimentos con ellos. Les recuerda que debía cumplirse lo que de él decía la antigua Ley, los Profetas y los Salmos; que debía morir, resucitar al tercer día y ser predicado para la conversión y el perdón de los pecados a todo el mundo. En esos momentos ocurre un evento importante para que los Apóstoles puedan cumplir cabalmente su misión: El Señor resucitado les abrió su inteligencia para que comprendieran las Escrituras.
Meditar la Palabra
Después de haber leído el texto del evangelio y para una mejor reflexión hagámonos las siguientes preguntas:
¿A quiénes se les aparece Jesús?
¿Qué es lo primero que les dice a los Apóstoles?
¿Qué les mostró el Resucitado para qué creyeran?
¿Qué alimento le ofrecen a Jesús?
¿A dónde se debía anunciar a Jesús iniciando desde Jerusalén?
¿Para qué debía ser predicado?
¿Qué hizo el Maestro para que comprendieran las Escrituras?
- Meditación: ¿Qué me dice Dios en el texto?
¿Soy como los discípulos que requiero más pruebas y testimonios para creer en la resurrección?
¿Me siento lleno de paz al saber que el Señor resucitó para poder recibir el perdón de mis pecados?
¿Estoy consciente que Jesús dejó su misión en manos de los Apóstoles?
¿Veo a la Iglesia como parte activa de esa misión que Jesús delegó?
¿Le he pedido al Maestro que abra mi inteligencia, fortalezca mi fe y voluntad para ser obediente a sus mandamientos y sea capaz de descubrir al Mesías en la Sagrada Escritura?
Responder a la Palabra de Dios
- Oración: ¿Qué le digo a Dios?
Señor, ven a mi encuentro, te compartimos en el pan y en el vino cada vez que celebramos tu resurrección, haz que entienda las Escrituras, que tu Palabra me ayude a fortalecer mi conversón y sea bendecido con tu perdón. La misión que encomendaste a tus Apóstoles hoy vibra en mí dándome paz y haciéndome sentir amado por ti al recibir el perdón de mis pecados a través del sacramento de la reconciliación, a través de tu Iglesia Señor. Gracias porque esa misión que encargaste a tus Apóstoles llega hoy hasta mí. Te pido fortalezcas la obediencia de mi fe y me permitas seguir gozando de tu amistad a través de conservar tu Palabra, tus mandamientos.
- Contemplación:
Para la contemplación podemos repetir varias veces un versículo del Evangelio para que entre e ilumine nuestro corazón.
« Vean mis manos y mis pies; soy yo en persona » (Lc 24, 39)
Hagamos el propósito de repetir este versículo durante la semana.
5.- Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
Como cristiano debo reflejar a Jesús en las acciones de mi vida diaria.
¿Busco en las Escrituras la manera de fortalecer mi fe, de encontrar las respuestas a mis dudas, a mis flaquezas?
Propuesta: Volver a leer detenidamente durante la semana estas lecturas buscando fortalecer mi fe y vivir plenamente este tiempo de Pascua. En mis oraciones individuales pedir al Señor que al igual que los Apóstoles me ayude a creer, a amar y a poner los dones que él ha derramado sobre mí al servicio de los necesitados y olvidados. Consciente que Jesús venció a la muerte y con eso me dio la oportunidad de una conversión y perdón de mis pecados, trataré de acercarme a los sacramentos que siempre están esperándome en la eterna misionera: la Iglesia.