Mons. J. Guadalupe Torres Campos/ Obispo de Ciudad Juárez
Les saludo con alegría, con mucho amor de padre y pastor. Hemos iniciado la Cuaresma, este miércoles pasado fue de ceniza y hoy es el Primer Domingo de Cuaresma, un tiempo fuerte, un tiempo que nos introduce, nos impulsa al silencio, a la oración, a la conversión en el desierto.
Como escuchamos en el evangelio de san Marcos que ha sido proclamado este domingo, muy breve el texto, pero muy profundo, y los invito a releer el texto durante la semana porque nos marca la dirección del resto de los días de Cuaresma.
Lo primero que hay que resaltar es “El Espíritu impulsó a Jesús a retirarse al desierto”, el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, la importancia del Espíritu en la vida de fe, Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo impulsa a Jesús a retirarse al desierto, de tal manera que también a cada uno de nosotros nos impulsa con su sabiduría, con su ciencia, su poder, es el conductor, el que me va a guiar toda la vida al desierto, pero particularmente en este tiempo de Cuaresma.
No sólo el desierto físicamente hablando, sabemos que el desierto es lugar difícil, peligroso, no muy agradable, tendrá su belleza sin duda, pero es también sinónimo de silencio, meditación; ir al desierto es introspección, meternos a nosotros mismos, es orar, como se nos dirá todo este tiempo de Cuaresma.
Permaneció 40 días, de ahí viene la Cuaresma, vamos a vivir todo este tiempo, cinco domingos con mucha fe, disposición, pero la clave está en dejarme llevar por la luz del Espíritu Santo.
El texto de san Marcos simplemente menciona que Jesús fue tentado por Satanás, otros evangelios describen las tentaciones, lo que nos lleva a pensar en particular, es que también yo soy tentado por Satanás en mi vida, Dios lo permite, pero tenemos la libertad de decidir si caigo o evito la tentación.
Marcos nos lo dice, otro evangelio nos narrará las tentaciones y Jesús sale vencedor, entonces tú también puedes salir vencedor con la luz el Espíritu Santo. Tenemos que ser muy inteligentes porque hay tentaciones muy sutiles, entonces poner atención: ¡cuidado!
Por eso la oración del discernimiento y se recomienda en este tiempo el ayuno, la oración y la caridad, sobre los que iremos reflexionando cada domingo, estas tareas y expresiones de fe: ayuno, oración y caridad nos deben fortalecer para vencer la tentación. Por otra parte reconocer que he caído y convertirme, ser mejor, ser bueno.
La otra parte del texto de san Marcos contrasta en el sentido de que es otro tema, y dice así san Marcos: después de que arrestaron a Juan el bautista, Jesús se fue a Galilea para predicar el evangelio. Marcos es muy breve, dice simplemente ‘fue arrestado’, pero Jesús se dirige entonces a Galilea, lo más lejano, y desde allá, tierra de paganos, comienza a predicar. Él es el Evangelio, la Buena Nueva, predica el Evangelio que se centra en la siguiente frase -una riqueza y fortaleza enorme que hay que asumir en nuestra vida cristiana-: ‘Se ha cumplido el tiempo’.
En realidad es, pues, ‘la hora ha llegado, se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca’, es Jesús. ¡Que nos caiga el veinte de que el Reino de Dios ya está aquí!, se ha cumplido, y entonces ante esa presencia del Reino, la invitación es: ¡Conviértanse y crean en el evangelio’.
Tomamos ceniza y se nos dijo a cada uno ‘Conviértete y cree en el evangelio’. Por eso Jesús comienza su predicación con esta doble invitación: Van de la mano la conversión y creer en Cristo. Todos este tiempo que vivimos la Cuaresma en este desierto, ¡Convertirme, cambiar! Y ¿En qué debo cambiar, hacia donde debo dirigir mi vida?
Hay que prepararnos para la celebración del misterio central de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor.
Nos vamos preparando para la celebración de este misterio. Dice san Pedro, Cristo murió una sola vez, para siempre, por los pecados pero para llevarnos a Dios:
“Muerto para llevarme a Dios” Y por eso nos invita a la conversión.
¿Qué le pedimos a Dios en el Salmo? Descúbrenos, Señor, tus caminos. Y las frases del salmo son bellísimas, reflexionémoslas.
Decimos ¡Qué bonita la Cuaresma, la comida!, pero no hay que quedamos en lo externo sino progresemos en el conocimiento de Cristo, para seguirlo. Traduzcamos ese conocimiento en una conducta irreprochable, conversión, acoger el Reino, el evangelio, la Buena Nueva.
Queridos hermanos: vivamos este tiempo de Cuaresma con alegría; con profunda espiritualidad preparémonos con decisión al misterio de la Pascua, de la Pasión, Muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Dios los bendiga. Un abrazo, cuídense mucho.